- Mejora continua de tratamientos, prescripción gradual acorde a estadios de enfermedad y terapia física, prolongan años de estabilidad en pacientes: neuróloga Lilia Núñez.
- Se cuenta con amplio menú de tratamientos farmacológicos y microquirúrgicos que combinados adecuadamente controlan el padecimiento y pueden retrasar su progresión.
Con motivo del Día Mundial del Parkinson, que se celebra el 11 de abril por decreto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro Médico Nacional (CMN) “20 de Noviembre” del ISSSTE puso en marcha un programa educativo sobre esta enfermedad dirigido a pacientes, familiares y personal de salud interesado, para la mejor comprensión de la toma de decisiones en su tratamiento enfocado a que los pacientes ganen el mayor tiempo de vida con calidad mediante el control de síntomas, el retraso de la progresión de la enfermedad y de los efectos discapacitantes en fases avanzadas.
Así lo dio a conocer la Dra. Lilia Núñez Orozco, Jefa del Servicio de Neurología, y precisó que el programa educativo consta de una sesión informativa e interactiva cada tres meses donde expertos en diferentes áreas del Parkinson exponen de manera sencilla conocimientos generales de la enfermedad, su comportamiento, sus síntomas motores y cognitivos, sus complicaciones desde las más comunes hasta las más raras, así como recomendaciones actuales en su manejo y el menú de opciones terapéuticas, entre otros temas.
La neuróloga comentó que a 101 años de haber sido documentada la enfermedad aún no se tiene una cura, pero los tratamientos para su control han evolucionado y actualmente se dispone de un amplio menú farmacológico, de opciones de neurocirugía funcional y de terapia física. “La combinación adecuada de ellos y la prescripción en el orden correcto para prolongar los años de eficacia terapéutica, permiten brindar buena estabilidad a los pacientes con pocos efectos colaterales durante muchos años, antes de que inexorablemente la enfermedad conduzca a la discapacidad”, subrayó.
De acuerdo a la especialista, el Parkinson se produce por una falla del cerebro consistente en que las neuronas que producen dopamina (neurotransmisor que modula la actividad del movimiento) se van perdiendo. Por ellos, todos los tratamientos van encaminados a sustituir a la dopamina o a dar algo que se transforme en esta molécula para compensar la insuficiencia.
Entre los tratamientos farmacológicos más importantes, precisó Núñez Orozco, “tenemos por orden de uso recomendable la rasagilina, cuya capacidad para reducir la velocidad de progresión de la enfermedad (en estudio) constituye un buen progreso; los agonistas dopaminérgicos que han mejorado reduciendo los efectos colaterales y aumentando los beneficios, de ellos utilizamos pramipexol y rotigotina, ésta última con la ventaja de que viene en parche y favorece el apego al tratamiento; además del estándar de oro que es la levodopa, cuyo uso se recomienda en etapas más avanzadas, para prolongar sus años de vida útil terapéutica estimados en 10”.
En cuanto al diagnóstico, la especialista del CMN “20 de Noviembre” explicó “la mayoría de los pacientes empiezan con lo que llamamos síntomas no motores y poco específicos, como disminución del olfato, estreñimiento o depresión y como todo esto es tan común a nadie se le ocurriría pensar que sean síntomas iniciales de Parkinson”.
No obstante, añadió, hay signos clínicos finos que confirman la presencia de la enfermedad, sobre todo en pacientes que aún no presentan temblor o movilidad involuntaria. Recomendó a médicos generales estar atentos a signos sutiles y tempranos para el diagnóstico de Parkinson, el primero es que cuando el paciente camina deja de balancear el brazo del lado afectado por la enfermedad.
Otros indicadores tempranos son cambios en la postura del paciente que tiende a inclinarse al caminar, posteriormente los pasos se van haciendo más cortos, arrastran primero el pie del lado afectado y luego ambos pies.
La enfermedad, aparte de los datos primordiales que son la lentitud de movimientos, rigidez, alteración de los reflejos posturales y el temblor, tiene otros síntomas que se derivan de las dificultades motoras como es la dificultad para articular el lenguaje (las personas hablan como atropellado y en bajo volumen) y a veces ya no se les entiende, pueden tener problemas para la deglución y babearse, tienen menos parpadeo y pobre expresión facial.
El Programa Educativo de Parkinson en el CMN “20 de Noviembre” inició el 17 de febrero del año en curso en aulas del Edificio de Enseñanza del CMN “20 de Noviembre”. Su próxima sesión será el 19 de mayo con entrada libre. Para mayor información comunicarse al 52002003, ext. 50018.