Por Pedro García
AMLO comete el pecado de exceso de confianza…Decir que salió ileso del debate es relativo. Le tundieron y no se defendió.
No “engancharse” para evitar caer en el juego de descalificaciones fáciles, es distinto a no presentar pelea, y López Obrador no combatió a pretexto de la ventaja que tiene en la intención del voto, lo cual no significa que no se le pueda evaporar.
El voto seguro por Morena que es más bien un voto por él, no lo va a perder, pero sí puede ir provocando desaliento entre los simpatizantes no miembros de Morena y los otros partidos de Juntos Haremos Historia, que el domingo pasado lo vieron como un candidato que no da la batalla.
En las contiendas públicas, la masa quiere ver a su candidato (púgil u otra clase de contendientes) presentar pelea o defendiéndose. Lo quieren ver como lo que es, un rival competitivo, con la fuerza que le da precisamente el respaldo de las masas de distintas clases sociales.
AMLO ha ganado popularidad, pero eso no significa una garantía de triunfo el 1 de julio y menos si él empieza a arriar las velas, creyendo que el viento no tendrá variaciones. Sin embargo, su pasividad en la campaña le puede generar barruntos de tormenta que le reporten un resultado adverso.
Si AMLO en lo que queda de la campaña y en los debates por venir no se prepara para competir, va a ir perdiendo márgenes de ventaja porque habrá simpatizantes que caigan en el desencanto y luego en la frustración.
A los cuestionamientos sobre la “amnistía”, López Obrador pudo haber contestado que ya la guerra contra el crimen fracasó porque la estrategia de Calderón y Peña fue de balazos, balazos y más balazos que han arrojado una cifra monstruosa de muertos de delincuentes –muchos jóvenes-, soldados y marinos, y víctimas inocentes que han sido masacradas, como ocurrió con una familia completa que cayó bajo las balas de las fuerzas del gobierno en un reciente “fuego cruzado” en el estado de Tamaulipas.
Y agregar que en el caso de dicha familia, Peña Nieto -en el extremo del cinismo- sigue guardando silencio y no ha tenido el valor civil de presentar personalmente sus condolencias a los deudos de la familia ultimada, por ejemplo.
Y en el caso de Manuel Bartlett exponer que el ahora senador está en la izquierda de varios años a la fecha porque apoya el programa nacionalista de explotación del petróleo como palanca del desarrollo del país y replicar al panista Anaya que el fraude de 1988 afectó también al Maquio Clouthier y al PAN, por lo tanto es cuestionable que su consejero, Diego Fernando de Cevallos mantenga una cómplice amistad con Salinas de Gortari con quien gusta de compartir ricos manjares a los que no tienen acceso las mayorías empobrecidas como fue en el más reciente cumpleaños del ex presidente.
Después de todo, en la política mexicana hay pecados en todos los partidos involucrados por la Presidencia, y en sus militancias, caracterizadas por el “chapulineo” cínico.