La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos marca el inicio de un periodo complejo para el sector ganadero mexicano. Las exportaciones de ganado en pie, que alcanzaron los 1,300 millones de dólares de enero a noviembre de 2024, enfrentan riesgos por la amenaza de aranceles del 25% y el endurecimiento de políticas comerciales, migratorias y de seguridad.
De acuerdo con César Rafael Ocaña Romo, director de NexusAgronegocios, estas medidas, junto con el cierre de la frontera estadounidense debido a problemas sanitarios asociados al ganado importado de Centroamérica, amenazan con reducir drásticamente la competitividad de los productores mexicanos. Estados como Chihuahua, Sonora, Coahuila y Durango, que dependen del mercado estadounidense, serían los más afectados.
La política proteccionista del nuevo gobierno estadounidense podría incrementar los costos del ganado mexicano frente a sus competidores internacionales. Además, la militarización de la frontera y medidas más estrictas para controlar el flujo migratorio y de mercancías dificultarían aún más el comercio.
“La reapertura de la frontera está condicionada a la implementación de controles sanitarios más estrictos en el ganado proveniente de Centroamérica. La falta de cumplimiento en la frontera sur no solo afecta la credibilidad del hato ganadero mexicano, sino también las posibilidades de reanudar las exportaciones hacia Estados Unidos”, explicó Ocaña.
A los retos políticos y comerciales se suma el impacto del cambio climático. Sequías prolongadas en el norte de México han reducido la disponibilidad de agua y forrajes, mientras que la infraestructura fronteriza obsoleta eleva los costos logísticos.
Ante este panorama, el especialista llamó a una colaboración urgente entre productores y gobierno para fortalecer el sector ganadero. Las propuestas incluyen:
- Implementar controles sanitarios rigurosos en la frontera sur.
- Modernizar la infraestructura en los cruces fronterizos.
- Establecer alianzas con importadores estadounidenses para ejercer presión política.
- Fortalecer programas de apoyo y seguridad para los ganaderos.
La administración Trump representa un desafío significativo, pero también una oportunidad para que México aborde problemas estructurales en su sector ganadero y mejore su posicionamiento en el mercado global, concluyó Ocaña.