Toda vez que los partidos políticos son institutos de interés público, sus actos y decisiones internas están sujetos al escrutinio político, y sobre todo legal. Es decir, sus dirigentes no pueden hacer y deshacer en nombre de su autonomía.
En el terreno electoral, decisiones tomadas con desaseo jurídico pueden convertirse en dolores de cabeza y hasta una ulterior vergüenza de quedar exhibidos por la falta de oficio político.
A saber por la rueda de prensa ofrecida por Víctor Guerrero, candidato destituido a la alcaldía de San Nicolás, los dirigentes del PRI de Nuevo León están viviendo horas de angustia, toda vez de la resolución de tribunales de que fundamenten la remoción de Víctor.
Pedro Pablo Treviño y su equipo jurídico están llamados a sustentar de manera rotunda a los tribunales las causales por las que destituyeron a Víctor Guerrero quien estaba consolidado como aspirante a la silla municipal de San Nicolás con buenas expectativas, según lo estimado por el propio querellante.
De acuerdo con Guerrero, la dirigencia del PRI procedió con simpleza en las argumentaciones que motivaron el cambio de candidato a la alcaldía de San Nicolás y es muy probable que, al final, reciba un revés jurídico que implicaría la restitución de la planilla original a la contienda municipal.
Es cuestión de horas para que ocurra una sentencia definitoria para el PRI en el “caso San Nicolás”. Víctor Guerrero anticipa que la razón le asiste y que de ello se dará cuenta a más tardar la próxima semana.
Eso es en lo jurídico. En lo político, Víctor Guerrero asegura que en los ya muy cercanos comicios por la alcaldía de San Nicolás la planilla encabezada por él había logrado una consolidación, con posibilidades de arrebatar el poder al PAN.
Sin embargo, dijo que al ser destituida su planilla todas las expectativas se cayeron toda vez que los electores de San Nicolás advirtieron que la nueva propuesta que hizo el dirigente del partido, Pedro Pablo Treviño, era una simulación.
Abundó que Pedro Pablo llegó al extremo de postular una fórmula integrada ¡por panistas! Afirmó que la planilla impuesta por el dirigente del partido no ganaría ningún cargo de Cabildo, ni siquiera una regiduría, porque la propuesta está destinada a perder con toda intención pues, en el fondo, hay hasta intereses económicos inconfesables.
Para mayor gravedad, señaló Víctor Guerrero, hay una pobre campaña electoral del PRI en San Nicolás donde no figura el logotipo del partido y nadie pregona al candidato José Antonio Meade, lo cual reportaría una nueva derrota del tricolor en la elección presidencial en Nuevo León.
No falta mucho para conocer el desenlace final del “caso San Nicolás”, sea que los tribunales otorguen la razón a Víctor o al partido.
Por cierto, a San Nicolás el PRI siempre llega a las elecciones con la cabeza gacha, dicho esto por sus mismos militantes, según porque ahí el partidazo no tiene nada qué hacer, debido a lo cual, sus sectores han pactado y siguen pactando con los sucesivos alcaldes azules y todos contentos.
Pese a todo, Víctor Guerrero se atrevió a poner su interés personal e institucional con el objetivo de regresar al PRI al poder nicolaíta en los últimos años, desde que se postuló por primera vez candidato, y no ha cejado en sus afanes.
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Ocurrió más o menos así…
-¿Qué dijo?-. Un six de Tecate-.
¿Qué es eso?-. Unas “chelas”, Joaquín, aclaró Loret de Mola al conductor de “Si me dicen no vengo”.
Estupefacto, el periodista dibujó una media sonrisa y en su mirada una interrogante, como buscando respuestas entre sus compañeros periodistas.
Era “El Bronco”, el gobernador con Licencia de Nuevo León y candidato presidencial, en su accidentada entrevista con el grupo de reporteros y conductores de programas de Televisa, en Tercer Grado, emisión especial con los presidenciables.
A René Delgado lo enfrió con una brutal respuesta: periodista “palero”, cuando el reportero dijo a El Bronco que parecía un populista fascistoide con su propuesta de cortar las manos a los funcionarios corruptos.
Y a Leo Zuckermann con la franqueza que acostumbra, El Bronco le restregó la “suavidad con que trataste a López Obrador, cabrón”. El calambre de un político a periodistas de la poderosa Televisa a los que remachó: “me traen para escucharme y no me escuchan”.
Célebre entrevista que, a querer o no, queda para la historia de los medios de comunicación en México.