La inseguridad es una situación que sigue afectando a Monterrey, presentándose lo mismo en zonas habitacionales, turísticas y comerciales, pero también en las unidades del transporte urbano y de alquiler, que se han convertido en objetivo fácil de los delincuentes por la ausencia de programas preventivos y de combate de parte de la autoridad municipal.
Felipe de Jesús Cantú, candidato del PAN a la Alcaldía de Monterrey, recorrió la zona de la Alameda, punto de conexión de la mayoría de las rutas que recorren la zona metropolitana, para conocer la opinión de taxistas y operadores del transporte urbano sobre el riesgo personal que enfrentan en su labor.
Ante los testimonios, Felipe dijo que se deben implementar operativos preventivos permanentes de revisión por parte de la Policía en camiones urbanos y taxis.
“Lo que le hemos propuesto a los taxistas y choferes es asegurar presencia de la Policía, porque deben estar próximos a donde está la gente porque así es como debe cuidarla. Esto le da la respetabilidad que ha perdido, viendo que actúa, estando cerca de los lugares donde está la gente, y por supuesto en los camiones tiene que subir la Policía.
“No es nada más andar en la patrulla, en el clima, se trata de estar en interacción constante con la gente, tenemos una policía a medias”, manifestó.
HISTORIAS PARA REFLEXIONAR
José Luis Torres, operador de la Ruta 222, dijo que el riesgo también es para los pasajeros que lleva a bordo, porque en las unidades del transporte urbano los asaltos, agresiones físicas y casos de acoso sexual se dan todos los días por lo que pidió incrementar las frecuencias de revisión policiaca en esas unidades como medida preventiva.
“Yo creo que los policías deben subirse a los camiones para revisar a la gente, porque tú los ves (a los delincuentes) y sabes que van con malicia, y así poder detenerlos antes de que cometan el delito”.
Torres dijo que le ha tocado conocer sobre muertes de personas que han intentado detener agresiones o asaltos, por lo que siempre que le reportan una situación de este tipo, y ante la ausencia de la Policía, prefiere buscar el apoyo de los mismos usuarios para amedrentar al agresor y obligarlo a bajar de la unidad, sin arriesgar así la vida de nadie.