Sin un Nuevo Modelo Económico que acompañe la transformación política que realiza el nuevo gobierno federal, ésta no tendrá repercusión substancial en aumentar el bienestar de la mayoría de la población.
El Motor del Cambio Social es el crecimiento económico incluyente y acelerado que proporcione empleos bien remunerados y oportunidades para la creciente población que los demanda.
Sin la capacidad de generar 1,250,000 empleos al año durante el próximo sexenio, no será posible abatir substancialmente la pobreza que afecta a 55 millones de mexicanos, lo cual haría posible aumentar efectiva y sustentablemente los salarios reales, las oportunidades de emprendimiento para los jóvenes y aumentar el Mercado Interno.
Para crear esos empleos el País requiere acelerar el crecimiento económico a cuando menos 6% anual, lo que demanda un importante decidido “empujón” a la inversión total de la cual la privada es la mayor parte. Esta lección es clara su vemos el éxito logrado por los países asiáticos en las últimas décadas.
Este “empujón” a la inversión privada pasa inevitablemente por reducir el costo del gobierno y eliminar las barreras anticompetitivas internas.
Bajando el costo del gobierno permitiría reducir los excesivos precios de la energía que afectan a consumidores y productores, reduciendo el consumo y la inversión. Eliminando las nocivas prácticas de oligopolios privados permitiría alinear los excesivos costos y la mala calidad y servicio de muchos bienes protegidos que gravan también al consumidor y al productor y desalientan la inversión.
Un gobierno caro e ineficiente y la generalizada existencia de prácticas abusivas generadas por el poder de mercado de algunos agentes económicos son la principal causa de lento crecimiento nacional, consecuentemente del desempleo y la pobreza y desigualdad imperantes.
A su vez, éstos son causa directa de la mala situación social caracterizada por inseguridad, falta de educación y salud, deficiente imperio de la ley, escasa movilidad social, irritación social y escaso aprecio por el País.
El constante incremento de precios y tarifas de los monopolios estatales, fijados por necesidades presupuestales para cubrir un desquiciado gasto corriente sin inversión y los precios y tarifas de los sectores privados con escasa competencia, son los causantes principales de la inflación persistente, que es ineficazmente combatida con aumentos generalizados de tasas de interés que golpean las finanzas públicas, aumentan los créditos hipotecarios y para la inversión empresarial, aumentan las barreras para inversiones y dificultan su financiamiento, sin afectar las verdaderas causas del incremento de los precios, pues tanto el gobierno como los oligopolios simplemente cubren esos aumentos de intereses con mayores precios.
Tasas de interés casi 4 veces superiores a las de Estados Unidos no abaten la inflación generada por los “gasolinazos” ni por los excesivos aumentos de los oligopolios y sí afectan substancialmente el ingreso disponible de los trabajadores y disminuyen severamente la inversión de las empresas sujetas a competencia.
Adicionalmente, la falta de cobertura, calidad de servicio y costo de un sistema bancario, minúsculo en relación a la economía, peor altamente rentable por la escasa competencia causada por la protección del Banco de México y las autoridades hacendarias, impide el acceso a crédito competitivo a la mayoría de las empresas nacionales, sin que la Banca de Fomento se constituya en un factor de competencia.
Las altas tasas de interés, dizque para combatir la inflación NO causada por exceso de demanda y ante la falta de voluntad política de controlar el gasto público y las prácticas oligopólicas, inflan artificialmente el tipo de cambio del Peso al alentar la entrada de “capitales golondrinos” que vienen a especular con el diferencial de tasas.
El doble efecto de aumento excesivo de precios de energía, infraestructura e insumos básicos protegidos de la competencia internacional y un tipo de cambio sobrevaluado, reducen substancialmente la rentabilidad del sector productivo mas eficiente, el enfrentado a la competencia internacional lo que desanima inversiones y reduce la oferta de empleos, generándose el desempleo y los bajos salarios.
Este es el círculo vicioso que hemos vivido los últimos 30 años y que parece, no se planea eliminar en el nuevo gobierno. Al menos no se ha planteado dicho cambio pues no se observa en ninguno de los pronunciamientos del nuevo gobierno, ni en ninguna de los planteamientos de los diferentes futuros funcionarios del área económica.
Ante esta situación, ANEI considera que la sociedad civil y las organizaciones empresariales verdaderamente representativas, no alineadas a intereses políticos u oligopolios, debemos de plantear un Nuevo Modelo Económico que, desde el punto de los empresarios medianos y pequeños que son los de la trinchera y los de afuera del circulo de favores y prebendas, insistan en la definición del mismo.
Esto es lo que propone hoy, ANEI, un Modelo basado en bajo costo del gobierno y de su constante intervención en la fijación de precios, tarifas y condiciones que disminuyen el incentivo a invertir y protegen oligopolios y monopolios privados y gubernamentales y los aíslan de los costos de su ineficiencia. En la generación de un ambiente de plena competencia interna que permita una apertura externa en igualdad de condiciones con la competencia foránea. En mantener tasas de interés competitivas considerando el riesgo del país, pero sin sesgos que inflen la moneda y los costos del crédito y en lograr una Banca competitiva y suficiente que canalice el crédito suficiente a Pymes. Que defina un nuevo papel para la Banca de Fomento que poye a las grandes empresas y proyectos nacionales y reduzca las fallas del mercado financiero.
Esta es la propuesta de ANEI: con visión empresarial moderna, ortodoxa pero práctica; efectiva porque ha sido probada en países con crecimiento; liberal porque propone un gobierno mas pequeño y menos invasivo, mas promotor y menos estorboso; democrática, porque propone eliminar privilegios que generan la desigualdad, tanto para los políticos y empresarios “cuates”, como para el gobierno y su desbocada fruición por gastar el dinero de los demás.
Esta es una propuesta que detonaría el crecimiento acelerado y sustentable y permitiría reducir la pobreza en 10 millones de personas en este sexenio y eliminarla en una generación.
Es una propuesta que haría de México un País ganador, exitoso, motivado a creación y al trabajo, digno de los nuevos mexicanos y de un nuevo régimen político de mayores libertades y democracia robusta.