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Reto para el futuro de la humanidad: Aprovechar racionalmente el potencial de agua dulce en el mundo

Nuevos esquemas y paradigmas para el mejor uso del agua, se ciernen sobre gran cantidad de países del mundo, incluido México, frente a la creciente necesidad del servicio con calidad y sanidad que exige una humanidad estimada, para el año 2050, en 9 mil millones de habitantes.

Un alto porcentaje del agua limpia disponible, está comprometida en los diferentes usos: agropecuarios, urbanos e industriales en gran parte del mundo. La atención de nuevas demandas constituye un gran reto para la ciencia, la tecnología, la disposición de recursos económicos y una voluntad política de los gobiernos a toda prueba.

A estas alturas, se tiene la certeza de que, el 25 por ciento de la población mundial, vive en países donde ya se utiliza el 80 por ciento del agua disponible de todas las cuencas hidrológicas y de los acuíferos subterráneos, mientras que los recursos económicos que destinan los gobiernos en ampliación de infraestructura y en diseño de nuevas alternativas, son insuficientes.

En entrevista exclusiva con el doctor Fernando González Villarreal, responsable del aprovechamiento y gestión del agua en nuestro país en los últimos 50 años, desde la preparación del primer Plan Nacional Hidráulico de México a partir de 1976; fundador y director general de la Comisión Nacional del Agua, asesor principal en la materia del Banco Mundial, con sede en Washington, hasta su actual actividad como Coordinador General de la Red del Agua de la UNAM, habla con la autoridad y el conocimiento que ha logrado a lo largo de su vida profesional:

“Esta proporción del 25 por ciento, que equivale a uno de cada cuatro habitantes del mundo, vive en zonas de un ‘gran estrés’. Es decir, el aprovechamiento de alrededor del 80 por ciento del potencial hidráulico, es casi un límite, porque el resto para llegar al cien por ciento, corresponde a sequías recurrentes e inundaciones, que impiden que se aproveche la totalidad del recurso”, dijo el también académico del Instituto de Ingeniería de la UNAM.

De acuerdo con estudios realizados en México y que menciona el Instituto de Recursos del Mundo, organismo de Naciones Unidas, para el caso de México un esquema similar lo tenemos en la cuenca del río Yaqui, en Sonora, y también en parte de Sinaloa, en donde se aprovecha el 80 por ciento o más del potencial hídrico. “Esto quiere decir que tenemos un estrés extremo en esa región y en otras del Valle de México, de acuerdo con dicha clasificación”, precisó González Villarreal.

En materia de distribución y surtido del agua para diferentes usos en el futuro, han surgido nuevos conceptos y definiciones: se habla de “estrés”, “reasignación” y “reconcesión”.

Expresó que en países y regiones donde se tiene un estrés hídrico de importancia –por alrededor o más del 80 por ciento—cualquier actividad nueva, cualquier crecimiento urbano, cualquier industria, cualquier desarrollo agrícola, se podrá hacer solamente cambiando el uso que se tiene en el presente. “Se tendría que cancelar un uso, para trasladarlo a otro”, precisó.

Esto está sucediendo en países como Australia. “Hace poco estuvo en México un investigador de ese país y hablamos de diferentes circunstancias. Se trata de una reasignación o reconcesión para nuevos usos del agua”.

Un ejemplo para nosotros es que, hace muchos años, al principio del siglo pasado, había mucha agua en la cuenca del Valle de México. Se utilizaba en grandes extensiones agrícolas y ganaderas; había establos donde se producía leche en muchos espacios de la ciudad de México. “Pero fue creciendo paulatina pero sostenidamente el uso urbano. La ‘mancha’ obligó a cambiar el uso del agua a favor de núcleos de población urbana”.

“El crecimiento urbano presionó a cambiar el uso agrícola por un uso que tiene mayor beneficio social, como el uso del agua para las grandes urbes y también para una actividad económica y social creciente”.

En este contexto, es necesario ir reasignando, redistribuyendo el agua, para cumplir con estas exigencias de los tiempos actuales.

“Esto consideramos que es necesario hacer, sobre todo en los lugares donde tenemos escasez con estrés extremo o estrés mediano. Tenemos que empezar a trabajar en el desarrollo de proyectos en ese sentido”, confió.

Puso como ejemplo y calificó de absurdo, “que sigamos utilizando agua limpia del acuífero para regar cultivos de alfalfa y maíz en el valle de México, y que esto ocurra cuando transportamos agua mediante bombeo para subirla a más de mil metros, recorrer más de 150 kilómetros y surtir del vital líquido a municipios del estado de México y la ciudad de México, como es el caso del Sistema Cutzamala”, afirmó uno de los especialistas más reconocidos en materia de aprovechamientos hidráulicos de México y el mundo.

Añadió que “en nuestro país, cerca de la mitad de su territorio, ya nos encontramos en estrés extremo. En esta circunstancia, nos cuesta mucho trabajo continuar haciendo obras hidráulicas de la misma manera en que se construyeron, por ejemplo, en la década de 1980”.

Hay que señalar que una parte muy importante del agua nacional disponible, de los sitios apropiados para construir presas y organizar distritos de riego, ya se ocuparon, aseguró.

Ciertamente nos quedan muchas cosas por hacer en el futuro de México. Consideramos los técnicos y especialistas que hay una parte muy importante todavía para hacer crecer la infraestructura en diferentes usos (agropecuarios, urbanos e industriales).

Otra parte importante que no debemos descuidar en materia hidráulica para el futuro próximo, es administrar mejor la infraestructura que ya tenemos. “Se nos están volviendo viejas” las obras que construimos hace casi cien años, o hace 60 o 70 años.

Esa infraestructura en alto porcentaje requiere de rehabilitación o, siendo más estrictos, sería una modernización y adecuación. “Es necesario canalizar recursos presupuestales crecientes, frente a nuevas condiciones de escasez y de demanda en aumento; nuevas condiciones de cambio climático. Ciertamente hay una necesidad muy grande de muchas cosas”. (Continuará Segunda Parte: “El Agua en el Trópico de México)