“Ya no estoy aquí”, cinta de Fernando Frías De la Parra, logró impactar a mil personas en su estreno en Monterrey.
La ganadora del premio del jurado y del público del Festival Internacional de Cine de Morelia en su pasada edición fue vista anoche en pantalla grande en el Aula Magna del Colegio Civil Centro Cultural Universitario.
Fue tal la expectación que se logró, que los organizadores de la proyección, particularmente la Secretaría de Extensión y Cultura de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Instituto Mexicano de Cinematografía y la Agencia Bengala, pues no se equivocaron al pensar que el recinto histórico se llenaría.
Afuera, el público en general que no alcanzó lugar en la sala, ocupó una de las más de 300 sillas que se colocaron; unos más permanecieron de pie, estoicamente, pues padecieron de una noche con frío.
La historia que habla sobre la identidad, la migración y que “suena a cumbias rebajadas” fue cierre de la agenda de actividades de la Secretaría en 2019.
La proyección generó interés desde su anuncio en las redes sociales de Cultura UANL, así que fue de esperarse que la fila para entrar al Aula Magna se formara desde las 17:30 horas del miércoles 18 de diciembre, dos horas antes del inicio de la proyección.
La película del mexicano Frías De la Parra también fue galardonada en la cuadragésima edición del Festival Internacional de Cine de El Cairo, el más importante de África y del mundo árabe.
Todos estaban interesados en conocer a la joven pandilla de “Los Terkos” y como el clan pasa los días escuchando cumbia rebajada y asistiendo a bailes en los barrios cercanos.
Quería verse en pantalla, como uno de los vendedores ambulantes de la zona centro de Monterrey, que le gritó al director que él había sido parte de los extras de la película filmada en la Sultana del Norte.
El elenco de la película se apersonó en el recinto universitario, liderados por Juan Daniel García Treviño, “Derek”, como Ulises, quien ganó en la categoría de Mejor Actor en el certamen.
El público pudo ver cómo en la historia Ulises intenta adaptarse a su nueva vida sin renunciar a su identidad. Su particular estilo de llevar el pelo, de vestir y de bailar parecen hacerlo destacar dentro de esa ola de migrantes que transitan por una sociedad tan distinta a la suya.