Jóvenes regiomontanos realizan, desde el aislamiento, un cortometraje con una historia esperanzadora en tiempos de Covid.
Mientras se sigue configurando la “nueva normalidad”, poco a poco se ha visto cómo se reinventan, desde el confinamiento, las producciones escénicas, literarias, musicales y plásticas. Pero ¿y el cine?
El séptimo arte tiene un reto más difícil. Si bien, ante la pantalla grande puede estar vacía, detrás de ella es más difícil dirigir y producir todo en solitario.
Esto lo saben y fue un reto que decidieron aceptar Alejandro Partida, director, actor y escritor del cortometraje Frecuencia. Una historia en tiempos de COVID-19, y Melody Calvillo, realizadora de la fotografía de la obra.
Ambos son realizadores de la casa productora Ilusionistas, una iniciativa regiomontana, que crea videos vía storytelling para sus clientes. Alejandro es EXATEC y Melody es egresada de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
El COVID-19, un mar muy picado
Todo inició a principios de abril y terminaron el 8 de mayo. Decidieron publicarlo ahora y no esperar a los concursos de los festivales de cine porque se cuestionaron ¿y qué tal si para entonces ya no hubiese confinamiento?
“Estábamos mortificados por saber qué hacer. Y en lugar de ponernos tristes, hay que hacer que las cosas pasen”, expresó la fotógrafa y productora audiovisual, Melody Calvillo.
Alejandro añade que él quería utilizar metáforas visuales que interactúen con la audiencia. Pensó en el COVID-19: la respiración, el ahogo, la pandemia como tormenta, el mar, barcos, altamar, esperanza. Así aparecieron los parches de una gran vela.
“¿Qué teníamos a la mano? Un barquito y al capi. Mi abuelo marinero y que representa la población más vulnerable. Y la pandemia es esta gran tormenta de que no se nos hunda el barco”, zurció Alejandro.
Hacer cine desde el confinamiento
El tema es novedoso y miles de personas se pueden ver en un espejo. De hecho, ha tenido muy buena crítica en redes sociales. Pero también es interesante el cómo se creó por las circunstancias que se viven en medio de la pandemia.
“El rodaje de Frecuencia fue todo un reto para ambos. Personalmente, no sentía ese nivel de control. ¿Estoy actuando bien? No veo el cuadro. ¿Cómo se mueve la cámara? Melody fue muy intuitiva; hay bastantes secuencias producto de su habilidad”, comentó Alejandro Partida
Por su parte, Calvillo Martínez piensa que la pandemia les ha hecho sacar su lado creativo. Ahora falta ver cómo será la nueva normalidad.
“He leído que los actores van a grabarse ellos mismos. Yo estaba acostumbrada a manejar la cámara con el director al lado mío. Ahora el director estuvo enfrente de la cámara, pues tuvimos que voltear el monitor hacia él para dirigir”, relató la fotógrafa egresada de la Facultad de Artes Visuales.
La parte de animación digital y efectos visuales estuvo a cargo de Randy López, egresado de la UANL. También participó Laila Porte Petit en la producción; Alan López, como supervisor de efectos visuales, y Ray Hernández.