En los próximos 30 años deberá incrementarse la superficie de cultivo en condiciones de temporal tecnificado, de 14 millones de hectáreas en la actualidad, a 20 millones, y de riego, que ahora es de 6 millones de hectáreas, a 10 millones en 2050.
La producción de alimentos en México, enfrenta serios desafíos económicos, sociales y ambientales sin precedente. Para enfrentar una crisis de productividad y demanda creciente de alimentos, señaló Rafael García del Horno, secretario de Finanzas de la “Fundación Mejoremos el Campo”.
Para lograrlo, se deberá planear estrategias y tomar decisiones del tamaño que exigen las actuales y futuras generaciones de mexicanos,
Puntualizó que es tiempo de cambiar un modelo del desarrollo del campo. Primero, afirmó, el campo deberá ser considerado prioritario en cuanto a distribución del ingreso y a inversiones en infraestructura agropecuaria, forestal y pesquera”.
Y segundo, aprovechar oportunidades que ofrecen los Tratados de Libre Comercio, en particular del T-MEC, y 40 países más de América Latina y Europa.
Consideró que los involucrados en el sector agropecuario nacional e internacional tienen que adquirir nuevos conocimientos y herramientas que podrán implementar en su ámbito de trabajo y que sin duda se traducirán en mejoras significativas en sus actividades, en beneficio del sector.
García del Horno, mencionó que no existe en el mundo un sector agropecuario exitoso que no cuente con modelos de política pública con visión de largo plazo y que involucre tanto al sector privado como al público en la definición y aplicación de estas políticas.
Por ello, dijo que el sector agropecuario y pesquero es y debe seguir siendo un sector estratégico y prioritario para el desarrollo de nuestro país, pues es en el sector rural en donde se concentra un 60 % de la pobreza del país y ello lo vuelve una oportunidad para que a través de este sector se pueda combatir este gran lastre.
Señaló que las recomendaciones de los organismos internacionales, coinciden en que hay que privilegiar la producción de alimentos y trabajar para mitigar los impactos del cambio climático en el sector, para que en el 2050 se logre incrementar la producción de alimentos en más de un 60% de lo que actualmente se produce.