La preferencia de los mexicanos por los productos ultraprocesados como sustituto de las comidas va en aumento, lo cual puede explicar el incremento en las cifras de obesidad y sobrepeso en el país, que pasaron de 71.3% en 2012 a 75.2% en 2018.
Un estudio, realizado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en 2019, colocó a México como el segundo consumidor de estos productos en la región, después de Chile.
Y es que la mayoría de estos contienen exceso de nutrientes críticos como azúcares, sodio y grasas, por lo que su consumo debe ser moderado. En especial, México tiene problemas con la ingesta de sodio y grasas.
Más del 50% de los mexicanos en todos los grupos de edad tienen un consumo de grasas saturadas mayor al recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de menos del 10% de la energía diaria. Aunado a ello, investigaciones apuntan a que la población no incorpora niveles adecuados de fibra en su alimentación. Ambos hechos han sido reconocidos como factores que incrementan la incidencia de obesidad y los padecimientos crónicos asociadas a esta.