Por Pascacio Taboada Cortina y Jorge Martínez Cedillo
Desde épocas remotas, México está catalogado como “un país en desarrollo”, del “tercer mundo”, en donde la riqueza está concentrada en unas cuantas familias y consorcios, con índices de pobreza demográfica que van más allá de la mitad de la población que, con lo que percibe por su trabajo –en buena cantidad informal—apenas alcanza a la población económicamente activa y dependiente, para sobrevivir en condiciones de subalimentación, educación deficiente, modos de vida precarios en general y sin un futuro de corto y mediano plazo que garantice “salir del hoyo”.
En un sumario apretado, es de señalar que los cambios de partido en gobiernos recientes (PRI, PAN y ahora Morena) “no han dado pie con bola” en la definición de verdaderas estrategias de desarrollo económico, político y social. Han predominado las políticas económicas equivocadas; la población mexicana es vulnerable al ataque de enfermedades, mientras que el gobierno da preferencia al gasto corriente con inversiones federales suntuarias y poca promoción de las inversiones del sector privado. Estas son, en nuestro concepto, las principales causas de la pobreza en México.
Cada uno de los gobiernos anteriores a los que se suma el presente, han interpretado el desarrollo a su manera: no cuentan con servidores públicos capaces, sino carentes de formación laboral y en muchos casos académica; varios de ellos heredados de administraciones pasadas pero desprestigiados en su desempeño. Los cambios en diferentes áreas administrativas dan fe de incapacidad, imposición de equipos de trabajo o desacuerdos en las cúpulas.
De acuerdo con estudios y análisis de encuestas del INEGI y del Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de Políticas de Desarrollo Social) del gobierno federal, el 48 por ciento de la población nacional es pobre; el 30 por ciento es vulnerable y el 22 por ciento sale de los esquemas de no pobre o vulnerable.
La pandemia del SARS-CoV-2, que es el virus que causa la enfermedad Covid-19, aumentaría en su paso por México un número aproximado de 70 millones de personas en condiciones de pobreza, afirma el Coneval.