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El gobierno del presidente Joe Biden ha empezado a enviar en avión a las familias centroamericanas expulsadas de Estados Unidos hacia ciudades del interior de México, en un momento en que las autoridades están encontrando más familias y niños migrantes solos en la frontera entre ambos países, dijeron el viernes dos funcionarios estadunidenses.
Durante años de manera intermitente, el gobierno de Estados Unidos ha deportado en avión a migrantes mexicanos para dificultarles intentar cruzar la frontera de nuevo, pero esta parece ser la primera vez que manda a centroamericanos por aire a México en lugar de a sus países de origen.
El primer vuelo, realizado el jueves, no tuvo cupo lleno debido a las elevadas tasas de Covid-19 que hay entre los migrantes, de acuerdo con los funcionarios, que están al tanto del cambio de política y hablaron a condición de guardar el anonimato porque no se pretendía que los detalles fueran divulgados. Reuters reportó el cambio en primera instancia.
Se prevé que los vuelos continúen. Y hay planes para que México deporte a los migrantes centroamericanos a sus países de origen, dijeron los funcionarios, uno de los cuales detalló que los aviones tienen capacidad para 135 personas.
El Departamento de Seguridad Nacional confirmó que comenzó a expulsar a inmigrantes por vía aérea a México, amparándose en una autoridad relacionada con la pandemia que les impide a los inmigrantes solicitar asilo en la frontera. La dependencia, que no respondió a una pregunta sobre las nacionalidades de las personas a bordo del vuelo del jueves, dijo que la medida se tornó necesaria debido a la frecuencia de los cruces reincidentes y a lo contagioso de la variante delta del coronavirus.
Ni la Secretaría de Relaciones Exteriores ni el Instituto Nacional de Migración de México respondieron a las solicitudes de comentarios el viernes.
Los vuelos son el intento más reciente del gobierno de Biden para hacer frente a la creciente cifra de migrantes que arriban a Estados Unidos.
David Shahoulian, subsecretario de Seguridad Nacional para políticas fronterizas y de inmigración, dijo en un documento judicial presentado recientemente en la corte que en julio podría haberse registrado la cantidad más elevada de niños sin un acompañante recogidos en la frontera, y la segunda cifra más alta de personas que llegan en familias.
Hay “tasas con incrementos significativos” de migrantes que dan positivo a Covid-19, señaló, sin dar más detalles.
El gobierno también inició vuelos de deportación expedita desde el 30 de julio para familias centroamericanas que no están sujetas a las expulsiones relacionadas con la pandemia. Manuel Padilla, jefe de operaciones de la Patrulla Fronteriza, dijo el viernes que esos vuelos han ido a Guatemala, El Salvador y Honduras, y continuarán semanalmente.
“Cualquier persona que no tenga una base legal bajo la ley estadunidense… será retornada a sus países de origen y no se (le) permitirá quedar aquí”, dijo Padilla en una conferencia telefónica con medios de comunicación en español.
Las gestiones aceleradas para expulsar a familias centroamericanas han desatado críticas entre los grupos defensores de los inmigrantes, que las han comparado con las de la presidencia de Donald Trump.
“Es sorprendente y decepcionante ver al gobierno de Estados Unidos implementar medidas tan duras en una época en la que las necesidades humanitarias no podrían ser mayores”, dijo Olga Byrne, directora de inmigración en el Comité Internacional de Rescate.
El gobierno de Trump envió por avión a muchos adultos mexicanos al interior de México el año pasado con el fin de desalentar los cruces fronterizos reiterados, que se habían vuelto comunes bajo la autoridad relacionada con la pandemia porque no hay consecuencias jurídicas si se es detenido. Esos vuelos, con frecuencia dirigidos a la Ciudad de México, Guadalajara, Querétaro o Villahermosa, fueron disminuyendo al comenzar el gobierno de Biden.
Aparentemente, el gobierno actual también está enviando por avión a más inmigrantes del Rio Grande Valley en Texas, el corredor más transitado para cruces ilegales, hacia otras ciudades fronterizas de Estados Unidos. Witness at the Border, un grupo activista que da seguimiento a los vuelos, dijo que probablemente hubo 24 de ellos desde Brownsville, Texas, a El Paso, en el mismo estado, durante julio, y probablemente cinco a San Diego y cuatro a Tucson, Arizona, en los últimos días de ese mes.
Se desconoce a cuántas personas que fueron enviadas por aire desde el Rio Grande Valley a otras ciudades de Estados Unidos se les permitió quedarse en el país para solicitar asilo y cuántas fueron expulsadas a México. El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas no ha respondido a las preguntas acerca de dichos vuelos.