AFP
Más allá de la pérdida de un contrato multimillonario, la crisis de los submarinos con Estados Unidos podría torpedear la reelección en abril del presidente francés, Emmanuel Macron, que deberá calibrar su respuesta tras aumentar la presión.
“Aunque los temas internacionales no hacen ganar una elección presidencial, si pueden hacer que la pierdas”, estima Pascal Boniface, director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS).
Macron, muy implicado en la escena internacional, envió al frente a sus ministros de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, y Defensa, Florence Parly, para arremeter contra Estados Unidos y Australia.
Su canciller no dudó en considerar una “puñalada por la espalda” la anulación por parte de Canberra de la compra de submarinos franceses clásicos para adquirir otros de propulsión nuclear de Estados Unidos.
“El jefe del Estado hablará cuando lo considere oportuno”, dijo el martes la diputada oficialista Aurore Bergé.
El mandatario, que debe hablar con su par estadunidense, Joe Biden, en los próximos días, ya conversó con el primer ministro indio, Narendra Modi, un actor clave en la región.
Sin citar explícitamente la crisis diplomática, la presidencia francesa indicó en una nota que ambos prometieron “actuar conjuntamente” en pos de un Indopacífico “abierto e inclusivo”, sin formas de “hegemonía”.
Para Gilles Gressani, presidente del Grupo de Estudios Geopolíticos y director de la revista “Grand continent”, el mandatario francés ha querido convertir en un “asunto de Estado” la crisis de los submarinos.
Las turbulentas relaciones con el aliado estadunidense son “una constante de la política internacional francesa, pero lo sorprendente aquí es la intensidad de la reacción”, subraya el investigador.
Macron adora los temas internacionales como muestra su discurso de la Sorbona sobre el futuro de Europa, su dura crítica sobre la “muerte cerebral” de la OTAN o su implicación en Líbano tras la explosión del puerto de Beirut.
El mandatario de 43 años también gastó mucho crédito político con los países europeos, a los que pidió su apoyo en la lucha contra los yihadistas en el Sahel, una zona donde avanza la compañía privada rusa Wagner.
“Hemos tenido una exacerbada presidencialización de la política exterior con Macron. Tiene una dirección muy personal y muy ambiciosa en este campo”, apunta Gilles Gressani.
Pero, actualmente, “se encuentra un poco entre la espada y la pared y deberá ir con cuidado”, estima el politólogo Frédéric Charillon. “Es una oportunidad y un riesgo para él”.
De hecho, esta inédita crisis diplomática se produce a siete meses de la elección presidencial, en la que Macron debería optar a su reelección. Y sus rivales no tardaron en opinar sobre la cuestión.
Xavier Bertrand, candidato derechista, dijo que la “recuperación diplomática” de Francia debería ser una “prioridad nacional” y planteó la posibilidad de una salida de la estructura militar de la OTAN como entre 1966 y 2009.
La ultraderechista Marine Le Pen, que según los sondeos disputaría el balotaje a Macron, urgió al mandatario a “hablar” y salir de su “silencio”, acusándolo a su vez de encadenar los “fracasos”.
“Si Emmanuel Macron obtiene algo de Estados Unidos y consigue salvar la cara, los franceses se lo agradecerán. Si no obtiene nada, será en su detrimento”, estima Boniface.
Tras la llamada a consultas de los embajadores franceses en Washington y Canberra, el mandatario debería así permitirles regresar tras obtener compensaciones.
La conversación con Biden debe permitirle obtener “aclaraciones”, no una “reconciliación”, ya que existe un problema “en el fondo y la forma”, dijo su consejero político Stéphane Séjournée a la radio France Inter.
“La necesaria fase para expresar nuestro fuerte descontento quedó atrás. No hay que ir más allá, de lo contrario perderemos a nuestro ‘amigo'” estadunidense, según una fuente gubernamental.
Macron podría capitalizar en los próximos meses la crisis para impulsar uno de sus caballos de batalla, la autonomía estratégica europea, de cara a reducir la dependencia de Washington en materia militar.
Varios responsables europeos le expresaron su apoyo ante la crisis de los submarinos, una señal alentadora para Francia que en enero debe asumir la presidencia pro tempore de la Unión Europea (UE).