Europa Press
El planeado envío de tropas británicas adicionales a Polonia ocurre entre acusaciones de que Bielorrusia utiliza como armas a los miles de migrantes en la frontera, ante repetidas advertencias sobre el surgimiento de un conflicto de mayores proporciones en la región.
Los efectivos llegarán también entre tensiones en otra frontera, entre Rusia y Ucrania, con el aumento de tropas rusas y advertencias de Estados Unidos y la OTAN de que Moscú podría romper hostilidades y apoderarse de territorio, como hizo hace siete años en Crimea, al principio de la guerra separatista en Ucrania.
Unos 100 elementos del cuerpo real de ingenieros del ejército británico serán enviados para unirse a los 10 que ya están en Polonia, para reforzar una valla fronteriza que ha sido derribada en reiteradas ocasiones con la connivencia de las fuerzas de seguridad bielorrusas y con intentos de los migrantes de cruzar al otro lado.
A principios de esta semana, el gobierno británico anunció también venta de armas a Ucrania, como parte de un proyecto conjunto con Kiev para la adquisición de nuevos barcos y armamento para su armada.
Gran Bretaña sostiene también pláticas con Polonia para vender misiles y sistemas de defensa aérea, en un acuerdo que valdría 3 mil millones de libras (cerca de 84 mil millones de pesos) para los fabricantes británicos. El gobierno de Varsovia dice que necesita las armas para contrarrestar una amenaza de Rusia.
En Moscú, el presidente Vladimir Putin declaró que Rusia tomaría medidas “apropiadas” con respecto a la actividad “provocadora” de Occidente en Ucrania.
Gran Bretaña ya había chocado con el Kremlin frente a las costas de Ucrania hace cuatro meses, cuando los rusos lanzaron disparos de advertencia al destructor británico Defender cuando atravesaba aguas de Crimea.
Al hablar sobre el envío de efectivos a Polonia, el secretario británico de la defensa, Ben Wallace, levantó el espectro de conflicto.
“Hay mucha actividad en esa parte de Europa que amenaza la seguridad, y creo que una de nuestras responsabilidades es mostrar solidaridad, tanto en lo político como, de hecho, en lo militar”, advirtió.
El general Nick Carter, jefe saliente del estado mayor de la defensa, ha afirmado que ya comenzó una guerra asimétrica e híbrida.
“Me parece un caso clásico del manual híbrido de estrategia en el que se vincula desinformación con desestabilización, y la idea de empujar a los migrantes hacia las fronteras de la Unión Europea es un clásico ejemplo de eso”, sostuvo.
Carter también afirmó que las fuerzas armadas británicas deben alistarse para la guerra con Rusia –un escenario extraordinario–, aunque lo matizó añadiendo que no creía que Putin quisiera una “guerra caliente” por el momento.
Hay distintas variables en cuanto a lo que puede sobrevenir. Una es si Putin es la fuerza motora detrás de las acciones del presidente bielorruso, Alexander Lukashenko. Rusia ha realizado ejercicios militares conjuntos con tropas bielorrusas cerca de la frontera, y volado bombarderos de capacidad nuclear en la zona donde la crisis fronteriza se ha intensificado.
El secretario estadunidense de Estado, Antony Blinken, tuiteó que una crisis migratoria fabricada era un intento deliberado “de amenazar la seguridad, sembrar división y distraer de las actividades rusas en la frontera con Ucrania”.
El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró a Putin por teléfono, según sus consejeros, que la OTAN estaría preparada para defender, de ser necesario, la soberanía de Ucrania.
Las afirmaciones de una conjura para agredir han sido desmentidas por Putin. El vocero del Kremlin, Dimitri Preskov, insiste en que es “sencillamente incorrecto” decir que la tensión entre Bielorrusia y Polonia busca alejar la atención de los movimientos de tropas rusas, y señaló la “provocación” de las maniobras de Occidente en el mar Negro.
Los rusos no son los únicos acusados de una amenazante acumulación de tropas. El gobierno bielorruso ha sostenido que el control de migrantes no justifica que Polonia envíe 15 mil policías y soldados, junto con tanques y artillería antiaérea, a la frontera con Bielorrusia.
Polonia ha rehusado ofertas de ayuda de la agencia fronteriza de la Unión Europea, Frontex, a la vez que ha declarado estado de emergencia con respecto a los migrantes. El rechazo a Frontex ocurre mientras el gobierno derechista de Varsovia está trabado en una serie de agrias confrontaciones con Bruselas.
Esto se ha visto como una oportunidad para que la Gran Bretaña del Brexit entre en escena.
Sin embargo, la postura combativa en Polonia y Ucrania también conlleva el riesgo de arrastrar a los británicos a una situación de creciente incertidumbre que conduzca a un conflicto, y quedar atrapados en la ley de las consecuencias impensadas, que ya ha originado enfrentamientos mortales en el pasado.