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Política y Gente

Por Pedro García

En el discurso, la creación de bloques regionales de comercio (Tratados entre dos o más países) fomenta la apertura a la competencia, pero, en el fondo, implica “proteccionismo” porque el intercambio en esa relación significa privilegiar a los participantes en una zona determinada, América del Norte, por ejemplo, pues en la firma del T-MEC se establece la prioridad de tomar ventaja comercial frente a otros esquemas o áreas (Unión Europea, China, etcétera).

Ello, sin menoscabo de entrar en relaciones económicas con terceros países, China, particularmente. Como se tienen con muchos otros países. En el fondo, ningún país, ningún bloque multilateral es autosuficiente.

Hace unos días, el presidente mexicano López Obrador convocó al fortalecimiento del Tratado de Libre Comercio (T-MEC) México, Estados Unidos y Canadá, advirtiendo de la formidable fuerza de la República Popular de China, lo cual se interpretó como un rechazo al gigante asiático. Lo cual, por supuesto, es aprovechado por la oposición para enderezarle más críticas.

China ha dicho que “no es un peligro” comercial para el T-MEC.

Viendo el menú informativo en los medios, entresaco la de un especialista, el diputado Ildefonso Guajardo quien, de acuerdo con una publicación en el portal del diario El Universal, el bloque propuesto por AMLO no significa romper con China; y, en el cuerpo de la NOTA, refiere:

 “Pero lo más sorprendente es el discurso del Presidente de resaltar la importancia de América del Norte como un continente integrado, con un gran potencial de competitividad y posicionarlo frente a China”.

El tema, surgido en Washington con motivo de la cumbre entre los mandatarios de México, EU y Canadá, me sirve para apuntar la intensiva actividad del presidente López Obrador en asuntos exteriores durante las últimas semanas en los que procuró imponerse como el principal protagonista, caso singular su participación en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Dicha actividad la realizó empleándose con lo absolutamente necesario, viajando en línea comercial, sin séquitos multitudinarios, y cobijado -un fenómeno, sin duda-, por numerosos paisanos que se aglutinaron a las afueras de los sitios donde se hospedó para manifestarle el apoyo a su gobierno con énfasis a que pugnara por la aprobación de una reforma migratoria en el Congreso estadounidense que legalice, de una vez por todas, su estancia en el vecino país, desde donde este año se estima que enviarán unos 50 mil millones de dólares en remesas a México.

Los paisanos se desplazaron desde distintas ciudades estadounidenses a Nueva York y luego a Washington para respaldar a su presidente, AMLO: “es un honor estar con Obrador”, clamaron y le cantaron las mañanitas con música de mariachis.

Entrevistados en los medios de redes sociales, hubo paisanos que rechazaron haber sido contratados para salir a apoyar al Presidente y, a contrario sensu, algunos dijeron haber pedido permiso en sus trabajos para ausentarse con el interés de ver a López Obrador y saludarlo.

Abrigado por una alta aprobación popular y en la clasificación global de mandatarios, segundo tras el presidente de la India, AMLO propuso el Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar con el objetivo de apoyar económicamente, y de manera directa, los ingresos de los 750 millones de personas más pobres en el mundo, quienes sobreviven con dos dólares al día, pues propone entregarles de manera directa cuatro dólares.

La propuesta despertó interés mundial, pero críticas de la oposición en México, así como de periodistas y editorialistas recurrentes en mencionar que AMLO trata de extender su régimen populista en el plano internacional.

Entre tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que su plan, es una oportunidad para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) haga algo por los más vulnerables, al asegurar que nunca ha hecho nada trascendente por los más pobres de la Tierra.

Aparentemente, los opositores de AMLO quedaron frustrados ya que, según se ha visto, el mandatario mexicano no fue “regañado” por sus homólogos de Canadá y EUA por su propuesta de reforma eléctrica.

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