EFE
El Real Madrid protagonizó una nueva remontada para la historia, con un doblete en un minuto del tiempo añadido de Rodrygo y el tanto de penalti de Karim Benzema en la prórroga, para acceder a la final de París tras la última noche mágica de una Champions inolvidable para el Santiago Bernabéu.
El Real Madrid impuso su historia cuando lo tenía todo perdido. El único equipo del mundo capaz de repetir remontada en cada eliminatoria hasta la final. Realizando un nuevo giro de tuerca con dos tantos en el tiempo añadido cuando parecía sentenciado.
Cuando parecía que no había espacio para el milagro. Cuando el City se sintió en la final inglesa de París. Cuando parecía que no le afectaba el factor ambiental como al PSG y al Chelsea, un Real Madrid sin sus tres intocables del centro del campo, sustituidos, exhibió orgullo hasta el final y levantó la eliminatoria en el tiempo añadido.
El equipo de Ancelotti había vuelto a enterrar la inferioridad en una eliminatoria. Nadie del City entendía lo que había ocurrido. Hasta pudo quedar sentenciado antes de la prórroga si Ederson no hubiese evitado el tercero de Rodrygo. En ese escenario ya nadie puede con un Real Madrid sobrado en el físico y en un carácter competitivo inigualable. La primera de la prórroga la perdonó Benzema y a la segunda fue derribado por Rubén Dias, que llegó tarde y cometió penalti. No perdonó el máximo goleador de la Champions. El milagro ya era realidad.
El Real Madrid llevó el partido a su terreno, dejó pasar los minutos y Courtois salvó con su habitual parada salvadora el tanto, en un remate de Fernandinho solo en el segundo palo, que habría provocado los penaltis. Cuatro años después se reencuentra con el Liverpool en la Liga de Campeones de las remontadas imposibles.