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Boris Johnson despide a ministro de Vivienda

Boris Johnson despidió a su ministro de Vivienda, Michale Gove, tras una dramática confrontación en Downing Street con los principales ministros de su gabinete quienes le pidieron al primer ministro aceptar que el juego terminó y que renuncie. El premier dijo a la delegación que planea “luchar” a pesar del extraordinario colapso de su apoyo, que incluye la renuncia de más de 40 funcionarios de su gobierno.

Aseveró a sus colegas que se mantiene “enfocado en los desafíos importantes que enfrenta el país”. Fuentes cercanas dijeron a The Independent que se anticipan nuevas renuncias en las próximas horas.

El asistente de Johnson, James Duddridge, dijo a Sky News: “El primer ministro se mantiene con ánimo optimista y luchará. Tiene un mandato que le otorgaron 14 millones de votantes y mucho qué hacer por el país”.

El premier se rehusó a ceder a pesar de que el número de ministros conservadores y colaboradores que renunció a su gobierno llegó a 42, en un impactante símbolo de una declive en el poder de un hombre que ganó una impresionante elección hace menos de tres años.

El Comité 1922, el grupo parlamentario del Partido Conservador en la Cámara de los Comunes, se distanció en lo inmediato de la posibilidad de cambiar los reglamentos para permitir un voto de desconfianza, pero solo porque espera que esto no sea necesario si el gabinete le pone fin a la situación.

La delegación era encabezada por Chris Heaton-Harris: el jefe de la disciplina del partido conservador, o “látigo”. Dicha disciplina quedó disuelta por completo cuando los ministros enfurecieron por el escándalo de acoso sexual de Chris Pincher, subjefe de disciplina de los Tories.

Entre los renunciantes figuró el secretario de Transporte, Grant Shapps, el Secretario de Asuntos de Gales, Simon Hart, y se cree que también Nadhim Zahawi, nombrado antier por Johnson como nuevo secretario de Educación y Ciencia.

La ministra del Interior, Priti Patel, también estuvo en el número 10 de Downing Street, tras pasarse al bando anti Johnson, después de que Gove lo hizo, y se unió a la petición al primer ministro para que renuncie.

Al parecer, Johnson les dijo a todos que dimitir traería caos en el liderazgo durante la crisis por el alza en los precios y ante la presión hacia las elecciones generales.

En conversaciones, el premier urgió a los ministros que le retiraron su apoyo a reconocer que, pese a las renuncias masivas, cualquier otro líder potencial no lograría igualarlo en popularidad.

Más temprano, en la Cámara de los Comunes, hubo aplausos cuando un ministro conservador acusó a Johnson de intentar “culpar a otras personas de sus errores” y le dijo: “Asuma su responsablidad y renuncie.

El parlamentario Sajid Javid, quien fue el primero en dejar su cargo como secretario de Salud la noche de antier, y quien dio origen a las renuncias masivas, urgió a sus compañeros Tories a unírsele y afirmó: “El problema comienza en la cima y eso no va a cambiar”.

Pero algunos ministros del gabinete pidieron a Johnson a no rendirse ni a dar el juego por perdido, con lo que se formó un grupo separado dentro de Downing Street, en un inusual forcejeo por el poder.

Nadine Dorries, la ultra leal secretaria de Cultura, manifestó su apoyo incondicional. Cuando periodistas le preguntaron si es posible que el premier permanezca en el poder, respondió: “Lo es”.

Para añadir más elementos dramáticos a la situación, Johnson tuvo que interrumpir su lucha desesperada por la superviviencia para tener su conversación telefónica semanal con la reina.

Tanto Kwasi Kwarteng, el secretario de Negocios, y Brandon Lewis, el secretario de Asuntos de Irlanda del Norte, dejaron claro que retiran su respaldo al líder.

Un sombrío Kit Malthouse, ministro de Estado y aliado de Johnson desde que el gobernante era alcalde de Londres, salió de la reunión en la sede del gobierno pero rehusó discutir lo que ocurrió.

Ministros renunciantes despotricaron contra la dirección que ha adoptado el gobierno a su salida de la reunión. El ministro de Equidad, Mike Freer atacó “la atmósfera de hostilidad hacia la gente LGBT+”.

La ministra de Seguridad, Rachel Maclean, aludió al escándalo de Pincher al hablar de la “desgarradora” evidencia proporcionada por víctimas de acoso sexual de que “estos crímenes casi siempre tienen que ver con el poder”.

Mark Fletcher, un colaborador voluntario quien presuntamente fue testigo de cómo el subjefe de disciplina manoseó a dos hombres en el Club Carlton la semana pasada, condenó la respuesta de Johnson.

Varios ministros Tories escucharon al premier, cuando deambulaba por el salón de té de la sede de los Comunes, culpar a “colegas que estuvieron presentes y permitieron que (Pincher) bebiera demasiado”.

“Alguien que sugiere que cualquier otra persona, excepto el señor Pincher, es culpable de lo que ocurrió esa noche no es apto para gobernar nuestro país”, afirmó Fletcher en su carta de renuncia.

Johnson se enfrentó a la noticia de que una delegación lo esperaba en Downing Street mientras declaraba ante un comité de ministros, y en dicha declaración insistió en que su intención es luchar y que es “su deber” hacerlo.

En una reunión a menudo dolorosa del comité de enlace de los Comunes, Johnson no negó que en una ocasión afirmó que “todas las plagas sexuales me apoyan”, y que bromeó al decir “Pincher es su nombre y pincher su naturaleza” (“Pinch” significa “pellizco” en inglés; y “pincher” es “el que pellizca”).

El comité le preguntó a Johnson: “¿Se refiere usted a que es un poco dado a manosear?”. El premier respondió: “No, no es una palabra que yo use”.

Johnson insistió en que sería incorrecto para él renunciar y dijo a los ministros que su deber es seguir gobernando en estos tiempos difíciles. Agregó que se niega a “hacer eternos comentarios sobre estos eventos políticos”.

Posteriormente, y bajo fiera presión, accedió a no convocar precipitadamente a una elección general para tratar de permanecer en el poder: “Claro. Lo descarto totalmente”, indicó.

Poco antes, el líder del partido laborista, Keir Starmer, se burló de la implosión del gobierno al afirmar que la situación de Johnson es “el primer caso en que el barco que se hunde huye de la rata”.

Le dijo a los ministros vacilantes: “Para aquellos que permanecen en sus cargos –que son una brigada de pusilánimes– sepan que hay otros que no están dispuestos a degradarse por más tiempo y tengan respeto por sí mismos”.

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