Durante su presidencia, Donald Trump planeó bombardear laboratorios de drogas en México después de que uno de sus principales funcionarios de salud pública entrara en la Oficina Oval, vestido con un uniforme de gala, dijera que esas instalaciones deben manejarse poniendo “plomo en el objetivo” para detener el flujo de drogas ilícitas.
Según la reportera Maggie Haberman, quien cubrió la Casa Blanca de Trump para el New York Times en su nuevo libro Confidence Man, la idea de bombardear objetivos en México fue provocada por su secretario asistente de Salud, Brett Giroir, en una visita a la Oficina Oval donde argumentaba que se requería de medidas efectivas para frenar el flujo de drogas por la frontera.
Sobre el tema de bombardear México, Trump “lo abordó varias veces, eventualmente preguntándole a un pasmado secretario de Defensa Mark Esper sobre su Estados Unidos podía de hecho bombardear los laboratorios”, según el libro.
En el libro de Haberman relata, basado en parte en tres amplias entrevistas con Trump, más decenas de entrevistas con otras figuras de la órbita del ex mandatario, varios episodios en sus relaciones con otros líderes, incluyendo su desprecio por casi todos, desde Angela Merkel a su contraparte británica, como también su mal manejo de la pandemia, su obsesión con su perfil público, y su aparente ignorancia y falta de interés en cómo funciona el gobierno, entre ellos su descuido con material de inteligencia clasificado.
También describe su constante provocación de conflicto entre sus propios asesores y hasta familiares.
De acuerdo con la autora, Trump se volvió cada vez más errático después de sus procesos de impeachment, y tras su derrota electoral se obsesionó con teorías de conspiración y cómo anular la elección para mantenerse en la Casa Blanca, que incluyó la contratación de abogados y asesores externos que alarmaron a su equipo de la Casa Blanca por estar dispuestos a promover esfuerzos extremos y “delirantes”.
A la vez, también profundiza sobre los inicios de su carrera política cuando era empresario en Nueva York, incluyendo su relación con un mentor, el abogado Roy Cohn quien fue mano derecha del legislador Joe McCarthy que impulsó la persecución política de izquierdistas en los cincuenta (y de donde se tiene el término “macartismo”).