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Los máximos responsables diplomáticos de las principales democracias industrializadas del mundo iniciaron el jueves dos días de reuniones en las que examinarán las implicaciones de la guerra de Rusia en Ucrania, el creciente peso económico de China y sus aspiraciones sobre Taiwán, y la represión de Irán contra los manifestantes antigubernamentales.
Reunidos en la ciudad de Münster, en el oeste de Alemania, los ministros de Relaciones Exteriores del Grupo de los Siete (G7) evaluaron la situación en Ucrania luego de más de ocho meses de que Rusia invadió el país, lo que exacerbó la escasez de alimentos y energéticos y creó un efecto dominó más allá de Europa.
“Mientras somos firmes en nuestro apoyo a Ucrania, no debemos olvidar que los impactos de la agresión, la interferencia y la hostilidad de Rusia se extienden por todo el mundo”, dijo el secretario de Relaciones Exteriores británico, James Cleverly, antes de la reunión.
Las acciones del presidente ruso, Vladimir Putin, “están hundiendo aún más a los más pobres del mundo en la desesperación, poniendo al borde la seguridad alimentaria mundial y elevando los precios de la energía”, declaró. “Estas acciones sólo sirven para demostrar las verdaderas intenciones de Putin y unir aún más a la comunidad internacional contra su planes insensibles.
“No aceptaremos que el presidente ruso tenga éxito con su estrategia de… quebrar a Ucrania”, dijo la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock.
La cumbre en Münster se produce casi un año después de que las naciones del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) se unieran para advertir a Rusia de “consecuencias masivas” si seguía adelante con sus planes de invadir Ucrania.