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Sobrevivientes de Auschwitz-Birkenau se reunirán el viernes para conmemorar el 78 aniversario de la liberación del campo de exterminio nazi en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, mientras el horror de una guerra vuelve a quebrantar la paz en Europa.
El antiguo campo de concentración y exterminio está en la ciudad de Oswiecim, en el sur de Polonia, que durante la guerra estuvo bajo la ocupación de las fuerzas de la Alemania nazi y se convirtió en un lugar donde se asesinó de forma sistemática a judíos, polacos, prisioneros de guerra soviéticos, gitanos y otras personas que Adolf Hitler y sus secuaces señalaron para ser eliminadas.
En total, cerca de 1,1 millones de personas fueron asesinadas en el vasto complejo antes de su liberación por parte de las tropas soviéticas el 27 de enero de 1945.
Hoy en día, el sitio, que mantiene los barracones, las alambradas de espino y las ruinas de las cámaras de gas, es uno de los símbolos del mal más reconocidos del mundo y una llamada al “Nunca más” que ha sido un lugar de peregrinaje para millones de personas.
Está a apenas 300 kilómetros (185 millas) de Ucrania, donde la invasión rusa está provocando una muerte y una destrucción impensables, un conflicto que está en la mente de muchos de los que rinden tributo a las víctimas de hace casi ocho décadas.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, acudió a los actos del 60to aniversario de la liberación en 2005. Pero desde hace años no es bienvenido.
En esta ocasión no se ha invitado a ninguna autoridad rusa por la agresión contra su vecino, según el museo estatal Auschwitz-Birkenau.
Bogdan Bartnikowski, un polaco que tenía 12 años cuando fue llevado a Auschwitz, apuntó que las primeras imágenes que vio en televisión el pasado febrero de los refugiados que huían tras la invasión le despertaron recuerdos traumáticos.
Se quedó atónito al ver a una niña pequeña en medio de la multitud que, con una mano, agarraba a su madre y con la otra un oso de felpa.
“Literalmente fue un mazazo porque de pronto vi, después de casi 80 años, lo que había visto en el vagón de mercancías cuando me llevaban a Auschwitz: a mi lado estaba sentada una niña pequeña, abrazando una muñeca contra su pecho”, dijo Bartnikowski, quien ahora tiene 91 años.
Bartnikowski fue uno de los sobrevivientes de Auschwitz que hablaron sobre su experiencia con reporteros en la víspera de los actos.
Otra de ellas, Stefania Wernik, que nació en Auschwitz en noviembre de 1944, menos de tres meses antes de su liberación, describió el campo como un “infierno en la tierra”.
Contó que cuando nació era tan pequeña que los nazis le tatuaron su número — 89136 — en el muslo. La bañaban con agua fría, la envolvieron en trapos y la sometieron a experimentos médicos.
Sin embargo, su madre tenía leche suficiente para alimentarla y ambas sobrevivieron. Después de la guerra, su madre regresó a casa y se reunió con su esposo y “todo el pueblo vino a vernos y dijeron que era un milagro”.
Wernik leyó una llamado a las próximas generaciones para que estén alerta ante ideologías insidiosas.
“No más fascismo, que trae muerte, genocidio, crímenes, masacres y la pérdida de la dignidad humana”, añadió.
Entre los que se espera que asistan a las conmemoraciones del viernes está Doug Emhoff, esposo de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.
Los alemanes abrieron Auschwitz en 1940 para prisioneros polacos. Más tarde, ampliaron el complejo construyendo cámaras de gas y crematorios, y judíos de toda Europa fueron llevados allí en tren para ser asesinados.
En otras partes del mundo habrá actos por el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, una fecha establecida por una resolución de Naciones Unidas en 2005.