La jornada histórica del 1 de mayo en Francia también dejó un saldo de heridos y detenidos inédito en las últimas décadas: 540 personas fueron arrestadas en todo el país, la mayoría en París, donde hubo más de 300, además se informó de 406 policías y 61 manifestantes heridos durante los enfrentamientos entre sindicalistas y agentes por las calles de las principales ciudades del país. El malestar y la cólera social va en aumento, de hecho, las siete agrupaciones sindicales mayoritarias en el país anunciaron que continuarán con las movilizaciones y convocaron a una nueva jornada de lucha y huelga general para el próximo 6 de junio, que será la décimo cuarta desde enero pasado.
La noche y la madrugada en las principales ciudades de Francia, sobre todo en París, fue un constante sonido de sirenas de furgones policiales y ambulancias ante los enfrentamientos y protestas de los trabajadores y jóvenes indignados por la política neoliberal del presidente Emmanuel Macron. La conmemoración del Día Internacional del Trabajo se convirtió en una nueva movilización nacional contra el plan de reforma del sistema público de pensiones impulsado por el gobierno francés, que pretende aumentar la edad de jubilación en dos años, de 62 a 64, e incrementar las cotizaciones a un año, de 42 a 43, para acceder a una pensión vitalicia.
De ahí que las protestas y movilizaciones de ayer, lunes, hayan marcado un hito histórico en el país, al ser las más multitudinarias de lo que va del siglo XXI y una de las protestas más contundentes de las últimas décadas. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, compareció con gesto de preocupación ante la emisora de televisón BFMTV, en la informó en entrevista del saldo que arrojó la noche de ira y fuego en el país: 540 detenidos, de las cuales 305 fueron en la capital del país y 406 policías y 61 manifestantes heridos, alguno de ellos de gravedad y con quemaduras de tercer grado.
El político francés, uno de los hombres más cercanos a Macron, Darmanin, arremetió contra el líder de la Izquierda Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, al que responsabilizó de las facciones radicales de los manifestantes, que fueron los que se enfrentaron con piedras, cócteles molotov y palos contra la policía. “Jean-Luc Mélenchon tiene una parte de responsabilidad por la situación de un policía en París, que podría haber muerto por las heridas graves que sufre después de recibir el impacto de un artefacto incendiario”. Además, Darmanin habló de “complicidad” de los responsables políticos o sindicales que no condenan la violencia e hizo hincapié en que sin la acción de las fuerzas del orden no hubiera sido posible la manifestación del 1 de mayo en París, de forma que “no hubiera habido democracia social”.
Al margen de las críticas que reciben por parte del gobierno, las siete principales agrupaciones sindicales mantuvieron una cumbre en París para decidir el futuro de las movilizaciones. Y la conclusión fue unánime: seguirán con las protestas hasta que haya una respuesta por parte del gobierno, al que le reclaman la retirada de su polémico plan de reforma del sistema de las pensiones, que fue aprobado por decreto el pasado 15 de abril, para sentarse de nuevo a negociar. Además convocaron a una nueva jornada de lucha y huelga general para el próximo 6 de junio.