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A 500 AÑOS DE LA CONQUISTA, PUEBLOS INDÍGENAS SIGUEN ENFRENTÁNDOSE AL EXTERMINIO

Próximos a recordar el Día de la Raza, más mexicanos se unen al descontento por lo que representa el 12 de octubre, otra matanza que marca nuestra historia, lo mismo política que social. La extinción de pueblos que representan cientos de años de nuestra civilización sigue hasta nuestros días.

La discriminación sin freno, aunque celebremos el éxito de figuras que representan a estos pueblos en portadas de revistas, en las Naciones Unidas, en los medios impresos, contrastan con la hipocresía de los políticos que prometen cuidar sus tierras o sus formas de generar sustento, es claro que la conquista sigue en México.

Seguimos relegando a estos grupos, la mayoría no cuentan con educación, salud, ni buena alimentación, hasta sus derechos para preservar su cultura son nulos, supuestamente tienen los mismos que cualquier otro mexicano; pero padecen más carencias. En este país, el 17.8% de la población es indígena y el 25% de los hablantes de lengua indígena no saben leer ni escribir. La realidad muestra que aquellos que son originarios tienen menor acceso a sus derechos en general y se encuentran en desventaja con respecto a quienes no lo son.

El año pasado se contabilizaron 4 millones 328 mil niñas, niños y adolescentes indígenas (de entre 0 a 17 años), que es el rango de edad típico para cursar la educación obligatoria, además de otro millón 469 mil jóvenes de entre 18 y 24 años, la edad esperada para cursar la educación superior (ENIGH, 2018). Entre las lenguas indígenas más habladas están el náhuatl (23.4 % de la población hablante), maya (11.6 %), tseltal (7.5 %), mixteco (7.0 %) y tsotsil (6.6 %).

El presidente Andrés Manuel López Obrador pidió al Rey Felipe VI que se disculpe por los atropellos cometidos contra los indígenas durante la conquista. Hace 500 años que el pueblo mexicano se siente agraviado por el saqueo y masacre que sucedió a manos del imperio español y para muchos significaría una reconciliación histórica. Pero hoy estos grupos siguen marginados principalmente por el gobierno, situación que nuestro Presidente quiere enmendar, acudiendo directamente a estos sectores a ver las necesidades y precariedad en que subsisten.

Existen distintos puntos de vista en lo que se refiere a la figura de Hernán Cortés, quien el 18 de febrero de 1518 llegó a Cozumel y ahí arrancó el inicio de la Conquista de México. Los historiadores Úrsula Camba y Alejandro Rosas, refieren que se trata de un hecho histórico, rodeado de mitos sobre el Conquistador, que permanecen en el imaginario colectivo. “No deja de ser surrealista que la sociedad mexicana no haya podido darle vuelta a la página de la Conquista, ni que no la entienda como parte de un proceso histórico, y siga considerando que el origen de nuestros males (la corrupción, la desidia, la facilidad para procrastinar, el agandalle y otras perlitas), sean herencia española”.

Pues esos males que mencionan perduraron desde entonces y no se han logrado erradicar y por lo mismo la sociedad mexicana sigue con un resentimiento, aunque la misma no se percata que las acciones propias siguen siendo de exclusión y discriminación.

Incluso algunos, como Christian Duverger, sostienen que no hubo ningún villano, y menos Hernán Cortés, que, en cambio dice, fue un humanista. En entrevista realizada por Daniel López Aguilar para La Jornada, el historiador dice que “Cortés sigue siendo tan desconocido en la actualidad, pues lo que conocemos es el mito y la leyenda referentes a su persona, las cuales pueden ser calificadas de decimonónicas, pues forman parte de una historia inventada por el vecino estadunidense”.

‘‘Cortés nunca decidió hacer la Conquista, al contrario, optó por entrar al territorio mexicano y buscar alianzas; jamás representó un poder político. El mestizaje significaba para él una aceptación mutua, aunque esta noción suele tener desprestigio para la sociedad mexicana”, comenta el francés.

Otra visión más aceptada por muchos mexicanos, es la de Enrique Semo, en entrevista también para el diario La Jornada, habla de la explotación a los indígenas. Reitera que la llegada de los españoles a América ‘‘produjo una catástrofe demográfica de los pueblos originarios. Había alrededor de 8 millones de indígenas en el centro de lo que ahora es México, cien años después de la Conquista quedaban un millón 200 mil; se perdió 90 por ciento de la población y eso se debió en gran parte a las guerras que transformaron el sistema económico y social y, sobre todo, a la persecución de las religiones locales dentro de las que estaban los sistemas de valores.

‘‘México nace de una historia catastrófica en los principios, y eso va a pesar durante todo nuestro desarrollo. Si bien los españoles trajeron muchos adelantos técnicos y un conocimiento más amplio, como la rueda, el acero, el hierro, el cobre, los animales, todo llega envuelto en sangre y sudor. No lo dan para mejorar la vida sino para explotarlos mejor. Avances y tremenda destrucción, es muy contradictorio lo sucedido”. El historiador y ensayista puntualiza que al pensar en la Conquista como parte de la historia nacional ‘‘no debemos limitarnos a lo ocurrido con el imperio azteca. Es un mito absoluto que la conquista de México haya terminado en 1521, pues lo que aquí en el centro del país tomó dos años y medio, en el norte duró 300 años; una conquista sin fin, al igual que en el sureste.

Por otra parte, otro gran historiador y filósofo, Miguel León Portilla, fallecido recientemente, reconoce a lo largo de su trabajo, la importancia de que tienen estos pueblos, desde la literatura a la filosofía, con todo y que hace medio milenio esos términos no se conocían en estas tierras.

Lo más destacable de la labor del maestro Portilla es que nos hace valorar la presencia de lo prehispánico, que va desde lo que comemos hasta nuestras palabras con origen náhuatl, él decía: “un mexicano que desconoce ese legado (el prehispánico) está imposibilitado para conocerse.”

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