EFE
El expresidente Donald Trump (2017-2021) entró este lunes en la sala del tribunal de Nueva York para prestar declaración como testigo en el juicio civil por fraude empresarial en la Organización Trump, un proceso impulsado por la Fiscalía, que reclama una compensación de 250 millones de dólares, y admitió que “miraba” las declaraciones financieras de su empresa.
El expresidente llegó pocos minutos antes del inicio de la sesión, a las 10:00 hora local (15:00 GMT), siguiendo la tónica de sus apariciones previas: vestido con traje azul y corbata azul, rodeado de sus abogados y con semblante serio, mirando al frente al pasar por la primera fila del público, en que estaba la fiscal Letitia James, por quien Trump no oculta su animadversión.
Una vez llamado el público al orden, el juez Arthur Engoron permitió entrar a los fotógrafos y dijo que quería proceder con rapidez, por lo que llamó a Trump a la silla de los testigos; este caminó despacio, hizo su juramento y se sentó a declarar en apariencia tranquilo.
El fiscal adjunto, Kevin Wallace, le preguntó por la formación de un fideicomiso para su empresa antes de lograr la presidencia en 2016 y este respondió que nombró a su hijo Donald Jr como uno de los administradores porque es “un chico muy trabajador”, y poco antes de dejar la Casa Blanca recuperó su responsabilidad porque pensaba volver a los negocios.
Aprovechó entonces para lanzar su primer dardo a los fiscales y mostrarse beligerante con el juez, señalando que tanto Wallace como otros “demócratas” lo atacaban desde muchos flancos, acusándolos de una “militarización” de sus negocios con casos que no son “buenos”.
“¿Es cierto que usted revisaba las declaraciones de condición financiera?”, le preguntó el fiscal, en referencia a la información en la que se basa el caso, y que la acusación argumenta que contenía cifras infladas de activos para obtener ventajas con prestamistas y seguros.
Trump admitió que las “miraba” y “hacía sugerencias” respecto a las declaraciones de condición financiera, pero insistió en su argumento de defensa principal: que esos documentos incluyen una cláusula que los “deja sin valor”, y que los banqueros y aseguradoras con los que trataba lo explicarán en el juicio, que calificó de “loco”.
Engoron, que había escuchado los intercambios sin hacer comentarios, instó entonces a las partes a moverse “con rapidez” pero apremió solamente a Trump a “responder a las preguntas sin discursos”, lo que propició una queja del abogado, Christopher Kise, que justificó que eran “preguntas abiertas”.