“Como México no hay dos”, dijo recientemente el presidente Andrés Manuel López Obrador para alabar la riqueza paisajística y cultural del país. Y cuánta razón tiene, pero no solo por ese motivo: no es fácil encontrar en el mundo lugares tan bellos donde la violencia los torne intransitables. El paraíso no siempre es recomendable, por más santa que se diga la semana en curso. Para tener un mapa detallado sobre aquellos parajes, carreteras, destinos turísticos, pueblos mágicos y ciudades patrimonio mundial donde más vale no poner un pie sirven sin duda las recomendaciones que los Estados Unidos hacen a sus ciudadanos y funcionarios. En cinco Estados de 32, directamente recomiendan no viajar; en 11 les piden que reconsideren los planes de visita si los habían hecho; en 14 que extremen las precauciones y solo dos, Campeche y Yucatán, parecen ofrecer un trayecto tranquilo, con las cautelas habituales para el turismo o las visitas de extranjeros.
Destinos que en otros tiempos fueron dorados para los más glamurosos estadounidenses, como Acapulco, están ahora prohibidos por cuestiones de seguridad. Los mexicanos de la capital aún salen en masa hacia la perla de Guerrero cuando tienen días libres, pero saben que no se puede ni tomar un taxi con tranquilidad y mucho menos por las noches. Que las balas dejan muertos en las playas antaño fruto del deseo exótico de medio mundo. En el documento estadounidense tampoco se libran Zihuatanejo o Ixtapa, dos destinos muy apreciados por los mexicanos y por los extranjeros: playas del Pacífico que poco tienen de eso.
También en Guerrero, el pueblo mágico de Taxco, una de las joyas del Estado, está señalado como de difícil acceso y se recomiendan algunas vías para entrar en él, como la carretera federal 95-D que pasa por Cuernavaca y Morelos. Los secuestros de extranjeros a cambio de un rescate son comunes en muchas carreteras de México, por lo que conviene revisar el mapa. Hay otros pueblos mágicos, como el de San Sebastián del Oeste, una belleza rural entre sierras verdes, lindando con Nayarit, donde es común ver los todoterrenos de los delincuentes asociados al narco transitando veloces por vías asfaltadas y caminos de terracería. Razón por la cual no se recomienda usar la vía 544 entre Mascota y San Sebastián.
Michoacán es uno de los Estados mexicanos que reúne mayor interés turístico. Tiene lagos y playas, historia y monumentalidad, por no hablar del campo donde se cultivan los aguacates y limones de los que tanto gustan los estadounidenses. Pero también es uno de los destinos más conflictivos. La violencia allá no da tregua. Si hay que ir, que no se debería, según la embajada estadounidense, el viaje queda limitado a algunas zonas: la capital, por ejemplo, y por unas vías marcadas, o bien por aire. Ni siquiera la reserva de la mariposa monarca, que anida en piñas sobre los árboles en uno de los espectáculos más impresionantes del mundo, se libra de las restricciones. Las más bellas áreas rurales son en ocasiones las más peligrosas porque el crimen organizado las usa de paso para sus mercancías o para deforestarlas en busca de plantaciones que les son más beneficiosas.
Hay, sin embargo, otros paraísos que a pesar de la violencia que soportan en los últimos tiempos, mantienen una entrada abierta, aun con todas las precauciones. Es el caso del Caribe o de Baja California, lugares donde se escucha hablar casi más inglés que español, o chino. “La actividad criminal y la violencia pueden ocurrir en cualquier lugar, en cualquier momento, incluso en destinos turísticos populares. Los viajeros deben mantener un alto nivel de conocimiento de la situación, evitar áreas donde ocurren actividades ilícitas y alejarse rápidamente de situaciones potencialmente peligrosas”, señala el informe de la embajada.
“Si bien no están dirigidos a los turistas, los tiroteos entre bandas rivales han matado o herido a transeúntes inocentes. Además, los ciudadanos estadounidenses han sido víctimas de delitos violentos y no violentos en áreas turísticas y no turísticas”. Aunque no se imponen restricciones de viaje, “se recomienda a los empleados del gobierno de los EE UU que tengan más precaución después del anochecer en las zonas céntricas de Cancún, Tulum y Playa del Carmen, y que permanezcan en las calles peatonales y zonas turísticas bien iluminadas”.
Generalmente, los destinos más turísticos se libran del conflicto que asola México de lado a lado, pero hay temporadas en que el crimen arrecia sin contemplaciones con el mucho dinero que el turismo deja en este país. En Quintana Roo, donde se extienden playas con hoteles de lujo, se teme que el sonido de las balas acabe pudriendo una de las zonas más apreciadas por el turismo.
Cabo San Lucas, San José del Cabo y La Paz, en Baja California Sur, también se libran de las restricciones impuestas a los funcionarios, que de igual modo deben ser útiles para el común de los ciudadanos.
Baja California tiene en su cara interior el mar de Cortés, que comparte con Sinaloa, también de hermosas playas. A este Estado se recomienda no viajar debido al crimen y los secuestros. A Mazatlán, uno de los destinos favoritos, solo se recomiendan acceder por aire y mar y con enclaves limitados como la Zona Dorada o el centro histórico. Lo mismo ocurre con Los Mochis y Topolobampo. Rutas directas, nada de perderse por caminos secundarios a la aventura.
Oaxaca, quizá una de las entidades que más ofrece al viajero en cualquier de sus rincones: playas, montaña, tradiciones, compras, historia, monumentalidad y gastronomía. Conserva buena parte del territorio a salvo de las balas y otras delincuencias, pero se pide a los viajeros evitar algunas zonas del Istmo así como la frontera con Chiapas al este. Pero pueden disfrutar de la capital, la zona arqueológica de Monte Albán, Puerto Escondido y Huatulco. Menos violencia, más dinero.
México tiene en sus capitales uno de los mayores atractivos turísticos. Declaradas Patrimonio Mundial están, por ejemplo, Zacatecas o Querétaro. Para visitar la segunda se pide extremar las precauciones. Si se planeó conocer la primera, el viajero debería reconsiderar su preferencia. Zacatecas está sumida en una violencia macabra en los últimos tiempos. Su precioso casco histórico ha cerrado muchos negocios, algo que se aprecia en un paseo por la ciudad. La noche se torna inquietante.
Guanajuato conserva para la tranquilidad la colorida capital y el pueblo de San Miguel Allende, uno de los más bellos de México. Y Puebla no muestra mayores problemas para disfrutar de su inmenso patrimonio.
De la capital, las autoridades estadounidenses señalan que los delitos violentos no ocurren por toda la ciudad, por lo que recomiendan evitar las zonas menos frecuentadas por el turismo y extremar las precauciones por la noche. “Los delitos menores ocurren con frecuencia tanto en áreas turísticas como no turísticas. Ciudadanos estadounidenses y LPR [residentes permanentes en el país] han sido víctimas de secuestro”.
Las recomendaciones siempre son más restrictivas que lo que el viajero siente una vez en la zona elegida. México quizá no es un destino para disfrutar la noche en toda su dimensión, pero de día, con las precauciones comunes, hay todavía miles de kilómetros cuadrados donde llevarse un buen recuerdo de la Semana Santa.