EFE
El supremacista australiano que asesinó a 51 personas e hirió a otras 40 en su ataque contra dos mezquitas de la ciudad neozelandesa de Christchurch, en 2019, apeló su condena a cadena perpetua sin derecho a pedir libertad, confirmaron este martes a EFE fuentes judiciales.
“No se ha fijado una fecha en este momento y no podemos proporcionar los argumentos de la apelación”, indicó escuetamente un portavoz del Tribunal de Apelaciones de la ciudad de Wellington, donde se presentó la apelación.
El atacante, Brenton Tarrant, se declaró culpable en marzo de 2020 de los 51 cargos por asesinato, 40 de tentativas de asesinato y uno de terrorismo que pesaban sobre él.
En agosto de ese año, el juez Cameron Mander, del Tribunal Superior de Christchurch, condenó a Tarrant a cadena perpetua sin derecho a pedir libertad condicional, una medida sin precedentes en el país oceánico.
Durante el proceso judicial y tras su sentencia, Tarrant, actualmente de 32 años y encerrado en una celda de aislamiento de una prisión de máxima seguridad en Auckland, ha afirmado que se declaró culpable bajo coerción, ha cambiado de abogados y ha pedido una revisión del caso -solicitud que después retiró-, entre otras acciones.
“Está tratando de que no lo olviden. No va a funcionar y él se quedará allí (en la cárcel) para siempre”, dijo en declaraciones al diario New Zealand Herald Temel Atacocugu, quien recibió nueve disparos durante el ataque en la mezquita Al Noor, que junto a la de Linwood, fueron escenarios de este brutal suceso.
El 15 de marzo de 2019, cargado de armas semiautomáticas, Tarrant, quien había inmigrado a Nueva Zelanda dos años antes, disparó indiscriminadamente y a quemarropa contra las personas que se encontraban en los centros religiosos, incluidos niños, mujeres y ancianos.
El australiano, que había publicado en las redes sociales su extremista ideario de supremacismo blanco y enviado mensajes a las autoridades y a la prensa pocos minutos antes del ataque, retransmitió parcialmente la matanza en directo por Facebook.
Tras el ataque, el gobierno de Nueva Zelanda aprobó una reforma para endurecer la tenencia de armas en 2019 y reconoció al año siguiente que se cometieron fallos antes del atentado, entre ellos una atención “casi exclusiva” al terrorismo islámico en detrimento del seguimiento de los individuos y grupos supremacistas.