Elecciones 2024

Bronce en Futbol

Por Pedro Garcia

El delantero Kubo, quien fue una pesadilla para los defensores mexicanos en el primer encuentro Japón-México, rompió en llanto apenas el árbitro pitó la finalización del partido en el que la oncena anfitriona se quedaba sin medalla en los Juegos de Tokio. La profunda pesadumbre manifestada por el habilidoso delantero nipón volvió a demostrar la importancia que tiene el honor en la cultura del país llamado del sol naciente.

En nuestro medio, el símil es la vergüenza deportiva. La reciedumbre para admitir que se ha perdido una batalla más no la guerra, y avanzar y vencer la borrasca. Hemos advertido que así se lo propusieron los integrantes de la Selección Mexicana, de ahí el resultado.

La cuestión es que Kubo y todo el equipo de Japón quizá no imaginaron que habrían de enfrentar a “otro México”, uno distinto al que habían derrotado en la fase de grupos con solvencia, es decir, con buen margen en la ejecución del futbol.

El técnico Jimmy Lozano sorprendió al rival enviando una táctica lógica de no otorgar facilidades para que los japoneses desplegaran su futbol ofensivo, dinámico, veloz y contundente como en el primer encuentro donde Kubo anotó un golazo.

El equipo mexicano presionó la “salida”, achicó los espacios, comprimió (redujo) la zona de juego, lo cual dificultó el despliegue del rival que se sintió incómodo y sin eficacia.

Al no permitir el control del balón, los mexicanos se apropiaron del partido y ejecutaron de “primera” y con precisión provocando el descontrol del rival que optó por el foul y las consecuentes jugadas que terminaron en goles: penalti y remate a tiro indirecto al área chica.

El tercero se derivó de un tiro de esquina, por lo visto muy bien planeado en los entrenamientos ya que la ejecución -con alta calidad de Córdova al servirlo- fue perfecta y resultó en una tremenda anotación del valiosísimo Alexis Vega.

Vimos un México distinto, muy distinto, incluso a aquella Selección que no ganó el bronce ante Japón, en los Juegos del 68, en suelo mexicano.

La victoria “aliviará” el estrés de Ana Gabriela Guevara por la escasez de medallas entre las que no se cuenta ninguna -hasta hoy- de oro.

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