Por Guillermo Correa Bárcenas.
En diciembre de 2011, diputados enardecidos de la Confederación Nacional Campesina no tuvieron de otra que tomar la tribuna de San Lázaro, inconformes con el dictamen del Presupuesto de Egresos de la Federación 2012. La inconformidad duró horas. Pedían 10 mil millones de pesos más a los 44 mil millones ofrecidos por el gobierno panista de Felipe Calderón Hinojosa.
La Cámara baja se encontraba cercada por cientos de campesinos cenecistas que llegaron hasta la sede legislativa de distintos puntos de la República. Aunque el PRI recuperaría el gobierno meses después, el presidente de la Mesa Directiva era Emilio Chuayffet, quien acusó a sus compañeros de partido de “violentos”. La coordinación parlamentaria priista estaba a cargo de Francisco Rojas, con el que hubo manoteos y hasta mentadas de madre. Con su lucha y actitud, los de la CNC se ganaron pronto el apoyo de los demás partidos. El duranguense Oscar Barrón García fue claro al acusar de la situación a los titulares de la SAGARPA y de la SHCP.
Gerardo Sánchez García dirigía a la Campesina; el presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería, Cruz López Aguilar, era su antecesor; y el enemigo entonces se desempeñaba como secretario de Hacienda y Crédito Público: José Antonio Meade Kuribreña. Sí, el mismo que sin estar afiliado a ese instituto político es el candidato del PRI a la Presidencia de la República y que estuvo el pasado 6 de enero en la Casa del Agrarista, donde fue el invitado especial a la conmemoración de la Ley Agraria del 6 de enero de 1915. Ahí reconoció que el campesino sabe que la tierra sin crédito no produce y que en esa lucha siempre ha estado la CNC; que los campiranos le han cumplido al país, que trabajan duro, que le echan ganas; pero que necesitan capacitación y una política agropecuaria regional.
Luego se refirió al tema del día -y de siempre- que es el derecho a la tierra que tienen los trabajadores del campo y el de darle certeza a su tenencia. Propiedad que fue amenazada en 1992 con las reformas de Salinas al Artículo 27 Constitucional, aunque desde antes los extranjeros se han ido apoderando de lo nacional a través de concesiones otorgadas por la tecnocracia, las que comprenden poco más de la mitad del territorio nacional incluyendo el subsuelo y lo que nos toca de mar.
Ante el campesinado cenecista, Meade dijo que México es un país que se reconoce por su campo. Si somos lo que comemos, el mundo es cada vez más mexicano. Se refirió así a las exportaciones hacia más de 160 países que ha hecho del país una potencia agroexportadora de hortalizas, frutas, cerveza y tequila, entre otros productos. Logros que deben reconocerse a los campesinos que trabajan de peones o de abastecedores a gigantescos consorcios.
Sin embargo, nada dijo el candidato en su búsqueda del voto rural de que, al mismo tiempo, se importan millones de toneladas de maíz amarillo, de frijol, de arroz, de soya de leche en polvo; de fertilizantes, semillas y otros insumos. Mucho menos habló del aumento del precio del diésel, indispensable para la producción agropecuaria y pesquera, hoy carísimo al igual que la gasolina.
Tampoco mencionó que el kilo de tortilla se acerca a los 20 pesos en algunas regiones del país. Y que para los millones de minifundistas el campo ya no es negocio y que por la falta de apoyos se ven obligados a rematar o vender sus parcelas a fraccionadores que avanzan sobre ellas. Todo esto a 103 años de la Ley Agraria y a pesar de que, según Meade, campesino y tierra caminan en México de la mano.
Y entonces, como en el sexenio pasado del PAN, ahí estaban los aguerridos diputados cenecistas de diciembre de 2011 convertidos en funcionarios, aspirantes a más poder, los buscadores del “hueso”, aplaudiendo con júbilo al que repudiaron antes en otra administración. Al candidato del PRI, que ni siquiera es del PRI.
Con AMLO casi el paraíso
Con más de 20 años en campaña para ganar la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador dice que la tercera es la vencida y que de ganar va a promover antes que nada el desarrollo y la creación de empleos, a rescatar el campo del abandono en que se encuentra. Al grado de que sostiene que en buena medida el problema de la inseguridad y la violencia que ahora padecemos se originó a partir del abandono del campo.
Se tiene que regresar al agro no sólo porque ahí se producen los alimentos, sino a que en el campo hay una forma de vida sana, limpia, una gran reserva de valores culturales, morales, espirituales. El candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) asegura que logrará la autosuficiencia alimentaria, que se apoyará a los productores nacionales con subsidios y créditos a fin de dejar de comprar en el extranjero lo que consumimos.
Con ello –promete– se arraigará a la gente en sus comunidades y se generarán empleos rurales que ayuden a contener la migración. Además, no olvidemos que en el campo no sólo se producen alimentos y existen recursos ambientales indispensables, sino que regresar al agro significa fortalecer una identidad cultural de la más alta calidad humana. Se va a preservar la gran diversidad biológica a impulsar prácticas agroecológicas que aumenten la productividad sin dañar a la naturaleza. No se permitirá la introducción y el uso de semillas transgénicas. Se cuidará la reserva de recursos bióticos. Se respetarán y apoyarán las prácticas económicas autogestivas tradicionales e innovadoras habituales entre indígenas y campesinos. Es más, se sembrarán un millón de hectáreas de árboles frutales y maderables en el sur-sureste del país, tanto para efectos de restauración ecológica como para generar empleos. También se fomentará la actividad pesquera para mejorar las condiciones de vida de las comunidades costeras y ribereñas del país.
Como dijera Luis Spota: Casi el Paraíso es lo que ofrece AMLO a los campesinos e indígenas que llevan años en la marginación. Con estas promesas ha recorrido varias veces la República mexicana. Su discurso se conoce y muchos lo reciben con agrado. Hasta darse cuenta que con sus acciones –y eso que todavía no gana— mata las esperanzas. Basta el ejemplo de un tema que afecta a los productores: el uso de los organismos genéticamente modificados que El Peje anuncia que no se permitirán. Nada más que en su posible gabinete ha colocado a Víctor Villalobos en la Secretaría de Agricultura, sin meditar que es el principal promotor de los transgénicos, tal vez un infiltrado de la poderosa Monsanto que quiere la destrucción del maíz mexicano, del que viven millones de minifundistas productores del autoconsumo. Hecho que, de acuerdo con los especialistas, acaba con todo lo relacionado a la tierra.
Niño indígena mascota electoral del Movimiento Naranja
Nació con el nombre de Convergencia para la Democracia hace 30 años y siempre ha estado encabezado por Dante Delgado Rannauro, que bajo las siglas del PRI fue gobernador de Veracruz y estuvo preso en 1996 durante 15 meses en el penal de Pacho Viejo por daños al erario público superiores a los 450 millones de pesos. Salió libre gracias a la prescripción del delito. Desde junio de 2011, el instituto que hoy preside es nombrado Movimiento Ciudadano al que se ubica en la corriente de la Social Democracia. Se le conoce más con el sinónimo de Movimiento Naranja, el que utiliza a un niño indígena como su principal promotor en los medios, a través de un estribillo que de tanto repetirse causa hartazgo por muy simpático que se vea a Yuawi López, huichol de nueve años que con el traje original de la etnia aparece con movimientos y ritmos muy pegajosos para quedar convertido en un instrumento de manipulación.
La Red por los Derechos de la Infancia en México condenó que Movimiento Ciudadano utilice como mascota electoral a Yuawi, quien da la impresión de ser modelo de esas revistas que todo lo pintan bonito, como si así fuera la realidad de los niños indígenas mexicanos que mueren de hambre y en la miseria. Desde luego que eso no le importa a la dirigencia naranja cuyo instituto solo ha triunfado en coalición. Antes estuvo con el PRD y la candidatura de AMLO, ahora va con Ricardo Anaya del Partido Acción Nacional (PAN).
La CIOAC y el voto rural
Hace más de medio siglo que Ramón Danzós Palomino fundó la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), luego de que el integrante del Partido Comunista Mexicano desprendiera su movimiento de la Central Campesina Independiente (CCI) simpatizante en la actualidad del PRI. Murió el luchar sonorense y en su lugar llegó otro brillante líder, el zacatecano José Dolores López, quien también falleció. El liderazgo quedó entonces en poder de Federico Ovalle Vaquera, quien fue diputado federal por el PRD. Acaba de decirnos que rumbo a las elecciones presidenciales de julio próximo determinó dejar en libertad a la militancia en cuanto a la de decisión de su voto. Su razón es que se encuentra “hasta la madre de la corrupción, de los engaños, del oportunismo de la clase política y de los partidos políticos”. Cómo que se tardó ¿no?
DESDE EL CENTRO
Contrarios a El Peje –principalmente Meade– le critican su polémico perdón al crimen organizado. Hay que tomar en cuenta que apenas es una propuesta que deberá estar a debate. Lo que es cierto es que con el PRI, de 2015 a la fecha, han quedado en libertad cerca de 50 mil presos y que muchos de ellos han vuelto a lo suyo, según Miguel Ángel Mancera… Imparable la carestía en alimentos tras la liberación del precio de la gasolina… La CODUC asegura que especuladores e intermediarios han encarecido hasta en 400 por ciento los productos rurales en la Ciudad de México; Luis Tovar promueve la venta directa a consumidores… El presidente municipal de Culiacán Jesús Valdés cometería un grave error si firma el nombramiento de Francisco Padilla como Cronista Oficial de Culiacán.
Este individuo está cuestionado por un grupo numeroso de intelectuales de filiación católica que se oponen terminantemente a esta designación hecha a ” fast track”. El motivo es que Padilla en repetidas ocasiones ha atacado al admirado historiador Antonio Nakayama Arce, tildándolo de ” reaccionario, clerical y mocho”, porque este autor en sus libros sobre la época colonial se basa en documentos del Archivo Parroquial de la Catedral, ignorando Padilla que esta fuente histórica es la única posible en este tema.
Además Padilla ha sido demandado por plagio, debido a que en su libro “Álvaro Obregón y los generales sinaloenses ” más de la tercera parte del contenido es de la autoría de Herberto Sinagawa, sin que este figure como coautor en la portada, por elemental justicia.