El Papa Francisco aprobó un conjunto de normas contra la corrupción dentro del Vaticano.
A través de un “motu proprio” el Papa Francisco exige que tanto directivos como personal administrativo que trabajan en la administración de la Iglesia declaren que no tienen condenas ni investigaciones por terrorismo, lavado de dinero o evasión fiscal.
Igualmente, no tendrán activos en paraísos fiscales ni invertir en empresas que operen “en contra de la doctrina de la Iglesia”, reza el texto.
“Está prohibido que todos los empleados acepten regalos por un valor superior a 40 euros”, subraya el documento.
La nueva medida atañe a todos los que se encuentran en los niveles funcionales C, C1, C2 y C3, es decir, desde los cardenales y jefes de dicasterios hasta los vicedirectores con contratos directivos de cinco años y a todos los que tienen funciones de administración jurisdiccional activa o de control y supervisión, explicó en una nota el Vaticano.
Tanto los prelados como los laicos deberán firmar una declaración asegurando que no han sido objeto de condenas, ni de juicios o investigaciones penales por corrupción, fraude, terrorismo, blanqueo de capitales, explotación de menores o incluso evasión fiscal.
