Pese a que el concepto de industria cultural surge en 1947, y el de industrias creativas apenas se acuñó en 1994, ver que es hasta el siglo 21 que hay una relación entre economía y cultura, debe motivar a muchos a sumar esfuerzos para encontrar los beneficios que traen consigo impulsar con ímpetu ambos campos del conocimiento humano.
Dicha tarea no es de algunos países que buscan alcanzar metas precisas al combinar ambos conglomerados de saberes, sino que es la UNESCO, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la que marca derroteros en diversas latitudes para hacer que economía y cultura permitan crear políticas públicas que beneficien las poblaciones del orbe.
Esta y otras ideas se compartieron en la sesión de trabajo que ofreció Pedro Raphael De la Madrid, la segunda dentro del Diplomado en Administración Económica para las Artes y la Creatividad, que ofrecen en conjunto CONARTE y otras instituciones.
Conectados a través de la plataforma de Teams, los participantes y De la Madrid, atendieron la cita del Diplomado en el que han colaborado CONARTE, la Secretaría de Economía y del Trabajo de Nuevo León, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá de Medellín, Colombia; la UANL y la Fundación Universitaria María Cano para fortalecer la profesionalización de empresas creativas y culturales de ambos países.
De la Madrid, director general de Promoción y Festivales Culturales de la Secretaría de Cultura federal, fue uno de los maestros invitados al Diplomado con el tema “La economía creativa y la UNESCO”, que forma parte del programa al que acuden en línea más de 80 participantes tanto de México como de Colombia.
Además de ofrecer información, en lo particular, sobre el PIB de la Cultura, el cual se estima se ubica en el 3.2 por ciento del total nacional, el funcionario también hizo un llamado para atender las necesidades de los grupos artísticos y creadores en lo individual que buscan una mejoría en momentos de pandemia global.
La necesidad, dijo, se centra en buscar los mecanismos para que los creadores de arte puedan monetizar su trabajo.
“Vimos como actividades culturales infantiles ayudaron a niños, en el proceso de enseñanza aprendizaje, a contener la ansiedad; tenemos entendido que la cultura ha ayudado también en temas de violencia intrafamiliar que es un problema muy serio de salud pública”, mencionó.
Se han visto ejercicios dramáticos que se han volcado a la red; se ha hecho telefonía de contenido, muchas veces sin ganar nada o poco, y el reto a explorar es, entre otros, las formas en que se pueda a apoyar a los artistas.
“El otro gran reto que implica desarrollar la economía cultural tiene que ver con la seguridad social para la comunidad cultural; en ese sentido, por lo que toca a cómo monetizar, hay una reflexión muy seria en cómo resolver ese tema.
“Otro reto es el tema de los indicadores”, señaló, “además de saber cuántas casas de la culturales hay, cuántas se visitan, cuántas salas de cine se llenan y tienen movilidad, estamos también obligados en identificar otro tipo de indicadores para saber de qué manera ayuda la cultura a recomponer el tejido social, cómo ayuda a resolver los problemas de deserción escolar”.
Un aspecto que también se abordó en la sesión, es el de cómo la cooperación internacional, el encuentro entre países, influye en términos de ayudar a esos procesos de la economía creativa, también llamada “economía naranja”.
“Lo que estamos conociendo es la transversalidad, proyectos como el Norte Creativo de CONARTE, lo que se hace en Guadalajara con el Consejo Británico, los proyectos de estados como Veracruz e Hidalgo. Se debe tener noción sobre la cooperación internacional como la OEA, ONU, el Banco Interamericano de Desarrollo”, mencionó De la Madrid.
El Diplomado continúa cada jueves con sesiones de trabajo con una diversidad de maestros como ponentes y temas hasta enero del 2021.