AFP
Francia y Argelia firmaron el sábado una declaración conjunta para reactivar su difícil relación bilateral a través de una “dinámica de progreso irreversible”, tras una visita del presidente francés Emmanuel Macron a la nación magrebí, antigua colonia francesa.
Como muestra de su buen entendimiento, el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, acompañó a Macron de vuelta al aeropuerto tras una visita de tres días con etapas en Argel y Orán.
Unas horas antes, ambos dirigentes firmaron en Argel una declaración que “renueva su compromiso de situar sus relaciones en una dinámica de progreso irreversible”.
Para Tebboune, que inusualmente habló en francés, la visita de Macron permitió “un acercamiento que no hubiera sido posible sin la propia personalidad del presidente”.
Los dos países podrán a partir de ahora “actuar juntos en muchos ámbitos fuera de Argelia y Francia” y “llegar muy, muy lejos”, añadió.
La visita se produce en un momento en que los países europeos intentan reducir su dependencia de las energías rusas, debido a la guerra en Ucrania. Argelia, primer exportador de gas de África, constituye una de las principales alternativas.
A su vez, el país magrebí busca desempeñar un mayor papel regional. Argelia fue colonizada durante 132 años por Francia, antes de obtener su independencia en 1962, al cabo de ocho años de sangrienta guerra.
Para Argelia, la visita de Macron consagra su papel estratégico en el norte de África. El país comparte 1.400 km de fronteras con Malí, de donde Francia tuvo que retirar recientemente las tropas que combatían a grupos yihadistas, y casi 1.000 km con Libia, sumida en el caos y la violencia.
Según la declaración, esta “nueva asociación privilegiada” se ha convertido en “una exigencia ante las crecientes incertidumbres y el aumento de las tensiones regionales e internacionales”.
París y Argel crearán un “Alto Consejo de Cooperación” a nivel de jefes de Estado, que se reunirá “cada dos años” para examinar “cuestiones bilaterales, regionales e internacionales de interés común”.
También están previstas visitas ministeriales en todos los ámbitos de cooperación.
Para Macron, la declaración firmada en Argel permitirá “mantener un diálogo permanente sobre todos los temas, incluidos los que nos impedían avanzar, porque no dejaban de surgir, como la memoria [histórica]”.
Las relaciones entre ambos países se crisparon el último año después que Macron cuestionara la existencia de Argelia antes de la ocupación francesa y acusara a Argel de fomentar el “odio hacia Francia”.
Pero la disputa diplomática llegó a su fin cuando la Presidencia francesa dijo que “lamentaba” los malentendidos causados.
Ambos líderes anunciaron la creación de una comisión de historiadores franceses y argelinos para analizar “sin tabúes” el conjunto del período de la colonización.
Además de las divergencias históricas sobre la colonización francesa, una cuestión de visados envenenó la relación bilateral, cuando París decidió a fines de 2021 dividir por dos los otorgados a Argelia debido a su reticencia en readmitir a sus ciudadanos expulsados de Francia.
Ambos países acordaron luchar contra la inmigración clandestina, aunque flexibilizando las normas para “familias binacionales, artistas, deportistas, empresarios y políticos que enriquecen la relación bilateral”.
Francia aceptará este año a 8.000 estudiantes argelinos más, que se sumarán al contingente anual de 30.000, anunció Macron.
Argel y París también darán un “nuevo impulso” a su relación económica, especialmente en el sector digital, las energías renovables, los metales raros, la salud, la agricultura y el turismo.
La visita de Macron ha suscitado críticas en el ámbito político interno francés, en especial en la oposición de derechas, contraria a hurgar en viejas heridas históricas.
En Argel, la visita de Macron tampoco suscitó unanimidad, pues muchos argelinos esperaban disculpas de parte del mandatario por la colonización y por haber puesto en duda en 2021 la existencia misma de Argelia antes de la llegada de los franceses en 1830.