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El Vaticano intenta aclarar cómo el exdirector de su oficina de recaudación de fondos misioneros en Estados Unidos autorizó la transferencia de al menos 17 millones de dólares de sus recursos y donaciones a una nueva organización benéfica y un fondo de inversión privado que él creó y aún gestiona actualmente, según pudo saber The Associated Press.
La nueva dirección de las Sociedades de Misiones Pontificias en Estados Unidos (TPMS-US), que recauda dinero para las iniciativas de la Iglesia católica en países en desarrollo, ha amortizado la mayor parte de ese dinero -los 10.2 millones invertidos en el fondo privado- ya que “no hay plazos ni garantía de recuperación de la inversión”, según su declaración financiera más reciente.
El dinero fue transferido desde TPMS-US a una organización neoyorquina sin fines de lucro, Missio Corp., y el fondo privado de inversión MISIF LLC creado por el reverendo Andrew Small cuando era director nacional de TPMS-US. Los dos mecanismos financieros aspiran a reunir capital para ofrecer préstamos a bajo interés e inversiones en iniciativas agrícolas gestionadas por la Iglesia en África.
La mayor parte del dinero se transfirió en 2021, justo antes de que Small completara su mandato de 10 años en TPMS-US. Small, un sacerdote de los misioneros oblatos de la Beata Virgen María Inmaculada nacido en Gran Bretaña, sigue siendo director general de Missio Corp., que gestiona MISIF, al mismo tiempo que sirve de forma interina como número dos de la junta asesora de protección de menores en el Vaticano.
En una serie de respuestas enviadas por email a AP, Small defendió con firmeza las transferencias de dinero, afirmando que estaban totalmente autorizadas e iban en el mejor interés de la Iglesia y de TPMS-US. Proporcionó cartas de agradecimiento de obispos y monjas en África que se beneficiaron de los préstamos de bajo interés de Missio Corp., así como misivas de dos cardenales del Vaticano expresando su interés en sus iniciativas de inversión de impacto.
Sin embargo, esas transferencias redujeron al menos de forma temporal los fondos de TPMS-US en un cuarto y parecían haber desviado dinero que se había recaudado en nombre del papa para organizaciones benéficas y proyectos aprobados por el Vaticano en África, Asia y América Latina.
La pérdida es el un nuevo dolor de cabeza financiero para la Santa Sede, que durante décadas ha registrado sucesivos casos de inversiones a pérdidas, métodos de contabilidad opacos, presupuestos poco rigurosos y conflictos de interés que han socavado su reputación financiera.
“La Santa Sede está al tanto de la situación y en este momento está investigando los detalles de lo sucedido”, indicó a AP el portavoz vaticano Matteo Bruni.