Nacional

La CNC a punto de su extinción

Fernando Aguilar Juárez/ Jorge Martínez Cedillo

Creada en 1938 por el entonces Presidente Lázaro Cárdenas del Río, la Confederación Nacional Campesina (CNC) vive sus últimos días entre desesperados reclamos de una treintena de trabajadores, basificados y confianza, quienes exigen sus quincenas y derechos laborales que por ley les corresponde, como servicios médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Ismael Hernández Deras, quien está a punto de dar la puntilla a esta organización campesina no se ha dignado a presentarse ante los trabajadores para explicar lo que ocurre, ya que primero les redujeron salario y aguinaldo, y este año, de enero a la fecha, simplemente no han recibido un solo centavo de su sueldo.

El primer golpe que recibieron los 30 trabajadores, entre empleados de confianza y de base fue a partir de 2019 cuando la organización campesina dejo de pagar al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) las aportaciones correspondientes, a pesar de que la administración de la CNC que encabeza Ismael Hernández Deras les continuó descontando dichas aportaciones.

Luego, lo peor, ya que el 20 de marzo de 2020, en los inicios de la pandemia, el contador Moisés Rodríguez Alemán, titular de Egresos de la CNC, a través de su secretaria particular Marisela Silva Reza les informó a algunos trabajadores que, debido a la pandemia de Covid-19 la dependencia cerraría por 40 días sus instalaciones y que posteriormente se reincorporarían a sus labores.

Y el suplicio de los trabajadores de base (algunos con más de 30 años en la confederación) comenzó cuando se dieron cuenta que, de una percepción de mil 300 pesos quincenales, comenzaron a cobrar menos de 700 pesos; y para los de confianza no fue la excepción, pues de un sueldo de entre 3 mil y 6 mil pesos, cobraron menos de la mitad, lo anterior sin mediar explicación alguna de los directivos.

La situación de plano se agravó, cuando a partir de agosto de ese año, 2020 ya no pudieron cobrar un solo centavo de su salario; y la puntilla a los trabajadores se dio a fines del mismo año, cuando los administradores de esa fantasmal organización campesina, dejaron de pagar los derechos al Instituto Mexicano del Seguro Social. 

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