Noruega renuncia definitivamente a la vacuna anticovid de AstraZeneca y mantiene la suspensión de la de Johnson & Johnson, aunque éste último fármaco podrá ser inyectado a los que lo deseen expresamente, anunció el miércoles el gobierno.
La primera ministra Erna Solberg justificó esas medidas ante los riesgos raros, pero graves, que pueden provocar esas vacunas, que utilizan la misma tecnología del adenovirus.
En el caso de la de J&J señaló que es necesario tener más información sobre la vacuna y sus efectos antes de tomar una decisión definitiva y abrió la posibilidad de establecer un sistema voluntario una vez se aclaren esas cuestiones.
“El Gobierno ha decidido que la vacuna de AstraZeneca no sea usada en Noruega, tampoco de forma voluntaria. Los raros pero graves efectos que hemos visto en Noruega muestran que el riesgo no compensa el beneficio”, afirmó Solberg.
Tanto el Instituto de Salud Pública (FHI) como una comisión de expertos creada posteriormente por el Gobierno recomendaron eliminar ambas vacunas del programa oficial, aunque mientras el primero se opone a que puedan ser recibidas de forma voluntaria, la segunda sí es partidaria de un sistema de ese tipo.