02 de mayo de 2024
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) pidió “respetuosamente, que se eviten conjeturas y especulaciones que enrarecen el caso de forma innecesaria, tomando en cuenta la dignidad humana” y descartó señalar lo ocurrido como secuestro, sino como “temporal desaparición” de Salvador Rangel Mendoza, obispo emérito de la diócesis Chilapa-Chilpancingo.
El comisionado estatal de seguridad de Morelos, José Antonio Ortiz Guarneros, dijo hoy que no existen elementos para considerar que la ausencia del prelado se hubiera debido a un secuestro, pues habría ingresado “voluntariamente” a un hotel, junto a un hombre, el cual se retiró posteriormente.
El obispo emérito de la Diócesis Chilapa-Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, habría permanecido en el motel Real Ocotepec, los dos días que estuvo desaparecido, según videos que muestran que el prelado ingresó a ese lugar por su propio pie y en compañía de un hombre que después se retiró.
Ortiz Guarneros confirmó que Rangel Mendoza permaneció en el hostal el sábado 27 y el domingo 28, hasta que fue rescatado por la Cruz Roja, según la información en su poder.
El obispo Rangel fue reportado como desaparecido el sábado, luego de salir de su casa el viernes. El domingo llegó en calidad de desconocido al Hospital “José G. Parres” de Cuernavaca y hasta el lunes fue identificado. Desde la noche del lunes se encuentra en un hospital privado.
La tarde de ese día el fiscal Uriel Carmona afirmó que probablemente se trató de un secuestro, ya que fueron extraídas cantidades de dinero de sus tarjetas.
El miércoles se confirmó que al clérigo le fue encontrada cocaína y benzodiacepinas (sedante) en su cuerpo, lo que hace creer a la CES que no se trató de un delito.
Ramón Castro, secretario general de la CEM precisó que “apenas tenga las condiciones de salud requeridas, el mismo señor obispo Salvador Rangel rendirá su declaración e informará oportunamente” sobre qué fue lo que realmente ocurrió.
La CEM, expuso que “ante todo damos gracias a Dios porque fue hallado con vida monseñor Salvador Rangel Mendoza (quien tiene 78 años de edad).
“También queremos agradecer la genuina preocupación de diferentes personas, grupos e instituciones, sobre la temporal desaparición y ahora sobre el estado de salud” del purpurado.
Precisó que “como iglesia confiamos en las instituciones y eso nos lleva a dejar en manos de las autoridades la investigación correspondiente”.