Internacional

Pierde todo el aún presidente de EU

El simple hecho de que se sucedieran sugerencias al Ejército de Estados Unidos, de “quitar el control del botón nuclear al presidente Donald Trump”, tiene múltiples interpretaciones y repercusiones. Primero, que su control mental está deteriorado y podría cometer una locura; segundo, que convocar a una “revuelta callejera” para asaltar la sede del Congreso, denominada  Capitolio, en Washington, D. C., y tercero, comportarse de manera incivilizada, con bravuconadas, todas son conductas totalmente contrarias a los principios de la democracia, baluarte del país que, históricamente, ha pregonado el ejercicio pleno de esa práctica para elegir y “respetar al que gana” (valga recordar una canción de José Alfredo Jiménez).

El ejemplo de no ceñirse a cumplir sus compromisos frente a sus electores, de hacer con su investidura de presidente de un país desarrollado –en todos los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la industria, y con un poder militar como no existe en otra nación del globo— y comportarse como un simple y vulgar incitador al asalto del Congreso de EU, lo ponen en un límite delincuencial en que muchísimos de sus seguidores electorales no comparten, y menos sus adversarios políticos.

Al violar la misma Constitución de Estados Unidos y su juramento ante la Biblia cuando asumió la muy alta responsabilidad de Presidente de la Nación; de cumplir y hacer cumplir el respeto a las leyes que de la Constitución emanan, lo ubican en los peores calificativos en el presente y a unos días de entregar la Presidencia al absoluto ganador de las recientes elecciones, Joseph Biden, del Partido Demócrata. Pero, sobre todo, en el mediano plazo se le vienen abajo sus aspiraciones de presentarse nuevamente a unas elecciones por su Partido Republicano, en los próximos cuatro años. “Todo se derrumbó”, como canta Emmanuel.

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