Por Pedro García
Conforme la arena del reloj se precipita -y nos condena- hacia el 1 de julio, las estrategias electoreras se derraman con tal de arrebatar sufragios, a cualquier costo.
En paralelo, los spots contra el “puntero” se multiplican, en un intento postrero de meter la duda en los electores y convencerlos de las bondades de sus rivales.
Meade, es decir, Pepe, “sabe apretar” y no es como AMLO al que equiparan con el “chavismo” y la pérdida de empleos; en tanto, Anaya, quiere llevar a la cárcel al padrino de Meade, Peña Nieto, oferta que, quiérase o no, es tentadora.
Para todo fin práctico, ambas estrategias son como los de los púgiles que van perdiendo de calle una pelea, y buscan dar un “volado” de derecha (estilo JC Chávez a Meldrick Taylor) que noquee a Obrador.
Mientras tanto, Andrés Manuel está finalizando su campaña con anuncios, como fue el del regiomontano, Alfonso Romo, como su Jefe de la Oficina Presidencial. Recientemente dijo que había sostenido un encuentro con Cuauhtémoc Cárdenas sin revelar detalles. ¿Será que el ingeniero podría aparecerse en el cierre del tabasqueño en el estadio Azteca? Sabrá dios.
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A propósito, leemos en El Norte que la dirigente de Morena, Yeidckol Polevnsky cambió al tigre por el diablo:
Yeidckol Polevnsky dijo que no permitirá que se lleve a cabo un fraude electoral, porque si se comete ‘se van a encontrar con el diablo’
¿Qué será más fiero: un tigre de carne y hueso o un ser sobrenatural?
Eso lo resolvería un exorcista o un alquimista electoral…
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Líderes de organismos de la iniciativa privada y universidades piden a los ciudadanos reflexionar el voto y no venderlo.
Sería mejor que la fuerza moral, cualquiera que tenga la iniciativa privada, la enderezara con gran dureza a los partidos que están incautando la voluntad de las empobrecidas masas a las que nadie, desde el gobierno hasta la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, desean aumentarle el sueldo.
Con un salario remunerado, es decir, que rinda para comer, habitar, vestirse, transportarse, pagar la educación y recrearse (en Rusia, por ejemplo), ninguno de los mexicanos vendería o alquilaría su credencial de elector.
Nosotros no hemos visto una postura de severa condena (que sería lo más deseable) de la iniciativa privada a los partidos que están comprando votos por adelantado o pagando para que la gente entre su credencial por unas horas.