- Un volumen de 4 mil 900 millones de litros de leche que se importa, es producto adulterado. “No cumple con normas internacionales ni del país”: Álvaro González
- Necesario que el gobierno emprenda, junto con los productores, una política de producción, productividad y comercialización de leche
Hoy más que nunca el gobierno federal debiera estar preocupado y ocupado en la preparación de un proyecto de desarrollo de la producción e industrialización lechera, que beneficie a los consumidores y que comparta con los productores en el marco de una estrategia viable, frente a decisiones del gobierno de Estados Unidos de posponer negociaciones del Tratado de Libre Comercio y ahora imponer aranceles al acero y aluminio.
“Que nos invite el nuevo gobierno a participar en acciones encaminadas a cancelar importaciones de leche en polvo y derivados lácteos, y nosotros responderemos en la medida de nuestras posibilidades”, aseguró Álvaro González Muñoz, dirigente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de leche.
Es necesario que el Gobierno de la República dé prioridad al impulso productivo nacional, con la mira de cancelar importaciones y atender el mercado interno con un producto que es de mejor calidad que la leche en polvo que se importa.
Esta medida repercutirá de inmediato en la generación de empleos y en una dinámica muy activa de inversionistas del sector ganadero. “Devolverá la confianza y el regreso a la actividad a más de 600 mil propietarios de unidades lecheras que, por falta de una política de precios y la decisión de importar el producto para cumplir con tratados comerciales, dieron un golpe de muerte a pequeños ganaderos lecheros”, dijo Álvaro González.
“Que no nos agarren con los dedos en la puerta”, una vez que el gobierno de EU decida encarecer su producto o decidir la suspensión de compras mexicanas de leche en polvo, dijo el presidente del sector ganadero de leche, González Muñoz.
Está en juego la producción de un alimento indispensable para el desarrollo físico y mental de los mexicanos, si el próximo gobierno no cambia el rumbo que hasta hoy lleva, derivado de todos los riesgos que ello implica, como imposición de precios, fuga de divisas, costos crecientes de importación, pérdida de productividad que tanto esfuerzo e inversión ha demandado para el incremento de la producción y productividad.
“La propuesta de los pequeños y medianos productores de leche al próximo presidente de México, es esencialmente nacionalista, por considerar que no queremos seguir teniendo trato de braceros en nuestro propio país.
“Haremos lo necesario de cara al cambio de gobierno para permanecer en nuestra actividad, que es lo único que aprendimos a hacer en la vida y de eso dependen nuestras familias”. Las opciones hoy para nosotros, de ir a la frontera a buscar trabajo para nuestros hijos, están agotadas en Estados Unidos. “No nos dejan pasar y las grandes ciudades son más peligrosas que el paso en la frontera”, apuntó González Muñoz.
La última carta que nos jugamos, es revertir los daños de las crecientes las importaciones, mismas que pasaron de 645 millones de dólares en 1993, a 1,750 millones en 2017. Esto es un aumento de 165% (6.5% promedio año), lo que explica el freno en el aumento de la producción nacional que en el mismo periodo tuvo un crecimiento del 35% (1.3% por año) muy por abajo respecto de años anteriores, con más del 7% anual de crecimiento promedio, antes de la entrada en vigor de los acuerdos comerciales.
“Dicho sea de paso, los once acuerdos internacionales que ha firmado nuestro gobierno, antes del TPP, por lo menos para el sector lechero, han sido nefastos, porque ni nos permitieron ser competitivos y sí vinieron a México a ganar una competencia desigual, que en poco ha beneficiado a los consumidores y menos a nuestros productores”.
Antes del TLCAN, el consumo de leche por los mexicanos, incluidas importaciones, era de 21 litros por persona al año. Hoy son 50.9 litros por persona/ año, no obstante el incremento de la población.
Esto significa que se importa el 53 por ciento de los 11 mil 807 millones de litros que produjimos en 2017. Equivale a que se importaron 6 mil 292 millones de litros para completar la demanda nacional.
De esta cantidad, sólo mil 362 millones de litros fueron leche, mientras que 4 mil 900 millones fueron productos adulterados, con toda la anuencia de las instituciones gubernamentales que hicieron caso omiso de la definición que dan organizaciones tan importantes como la FAO sobre lo que es la leche: “la secreción de las glándulas mamarias de los mamíferos”, y así está considerada en la Norma Oficial Mexicana. —–000—-