AFP
Más de una docena de oficiales y suboficiales del Ejército se enfrentan a acciones disciplinarias con relación a la desaparición y muerte de la soldado Vanessa Guillén el año pasado en la base militar de Fort Hood (Texas), según ha revelado este viernes una investigación dentro de la milicia. El informe, sin embargo, no han hecho públicos los nombres de los militares, siguiendo el protocolo que impera en el Ejército.
Los militares enfrentan cargos disciplinarios por diversos fallos y aseguran que Guillén fue acosada sexualmente, como ella misma había relatado a su madre meses antes de su desaparición. Guillén, de 20 años, le dijo en febrero del año pasado a su madre que esperaría a salir del Ejército -en junio- para denunciar lo que le había pasado, ya que temía que si hablaba antes esto le trajeran penosas consecuencias.
El general Michael Garrett, investigador jefe, ha dado la orden de que cinco militares del tercer regimiento de caballería sean relevados de sus deberes. Tres recibirán cartas de reprimenda. Todo esto supondrá casi con seguridad el final de la carrera de estos oficiales. Los casos de otros ocho militares quedarán en manos de su superior inmediato.
Guillén fue vista por última vez con vida el 22 de abril del año pasado. Un par de días después comenzó su búsqueda. Su destino fue un misterio hasta que el 30 de junio, cuando una brigada de búsqueda encontró su cuerpo quemado y mutilado.
El caso tuvo un giro trágico cuando tras encontrar su cadáver, las autoridades fueron a interrogar, de nuevo a un compañero, Aaron Robinson, 20 años, ya que había sido la última persona a la que la soldado había contactado por teléfono. Robinson se suicidó de un tiro en la cabeza antes de que le detuvieran.
El caso Guillén desató indignación ante los fallos cometidos por el Ejército dentro de Fort Hood, al haber fracasado en detectar el acoso sexual que sufría y la falta de atención sobre su desaparición.
El informe dado a conocer ahora por el Ejército establece que Guillén sufrió acoso en dos ocasiones y que su superior inmediato no lo reportó, lo que significó que los altos mandos tampoco hicieron nada. El documento no ha encontrado prueba alguna de que fuera acosada por el soldado Aaron Robinson, su supuesto asesino.
Lo que supuestamente sucedió con Guillén lo reveló la novia de Robinson, Cecily Aguilar, quien también estuvo en la lista de sospechosos. Aguilar relató que su novio le había contado que había asesinado a Guillén golpeándola con un mazo en la cabeza hasta que murió. La novia del supuesto asesino ayudó a trasladar el cuerpo sin vida de la joven a las afueras de la ciudad, por lo que enfrenta cargos por homicidio.
El caso Guillén provocó que el Ejército y el Departamento de Defensa tengan en cuenta las alegaciones de acoso sexual y traten de forma adecuada las denuncias de asalto sexual. En el Capitolio de Washington, un grupo de congresistas republicanos y demócratas pelean para sacar adelante una propuesta para crear una agencia independiente que reciba las denuncias y las investigue. Según el Pentágono, en 2019, hubo más de 7.800 denuncias por abuso sexual –un 3% más que en el año anterior– y unos 2.100 denunciantes desistieron de comenzar una investigación oficial de sus casos, un 17% más que en 2018. Las mismas cifras indican que más de 1.000 militares denunciaron acoso sexual, un 10% más que en el año previo.