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Las autoridades federales de Estados Unidos declararon a Rhode Island zona de desastre por sequía en el estado, mientras que la segunda ciudad más grande de Nueva Inglaterra limitará el uso de agua al aire libre a medida que se agrava el problema de la sequía en el noreste del país.
El secretario de Agricultura, Tom Vilsack, declaró a los cinco condados de Rhode Island como zonas de desastre natural a causa de la actual sequía. La declaración permite que las propiedades agrícolas que cumplan los requisitos sean consideradas para recibir préstamos de emergencia con intereses bajos y otras ayudas por parte de la Agencia de Servicio Agrícola (FSA, por sus siglas en inglés) que depende del Departamento de Agricultura federal (USDA, por sus siglas en inglés).
Los agricultores tienen ocho meses a partir de la fecha de la declaración de desastre para solicitar la ayuda.
“Esta larga sequía ha sido dura para muchos agricultores de Rhode Island, lo que ha perjudicado la producción y la calidad de las cosechas”, dijo en un comunicado el senador federal por Rhode Island Jack Reed, quien hace pocos días pidió que se hiciera la declaración de desastre.
“Esta declaración federal es una buena noticia para el estado y debería ayudar a mitigar algunas de las pérdidas en la producción que enfrentan los agricultores locales”.
Según la oficina de Reed, en Rhode Island cayeron menos de 1.2 centímetros de lluvia en julio, en comparación con un promedio de 6.3 centímetros. Más del 99 por ciento del estado se encuentra en situación de sequía extrema.
En contraste, fuertes lluvias provocaron inundaciones repentinas en el sur de Nueva Inglaterra. Cerca de la ciudad de Providence, en Rhode Island, las crecidas cerraron carreteras, provocaron embotellamientos e inundaron sótanos.
Los expertos afirman que la región necesita lluvias constantes para acabar con la sequía. Las lluvias intensas y breves que traen las tormentas ocasionales tienden a escurrirse, no a empapar el suelo.
La mayor parte de Nueva Inglaterra padece sequía, según los datos del Monitor de Sequía de Estados Unidos, y cerca del 40 por ciento de Massachusetts se encuentra en “sequía extrema”.