Si bien Armando Juárez Olvera lideraba el día de la Unidad Ferrocarrilera, mostró sensibilidad de lo que ocurre en su entorno y, en medio de su mensaje, hizo un paréntesis ineludible: “no se crean que se me pasa, amigas de Villalay: el día 9 nadie se mueve. Y saben qué, no habrá sanción alguna contra nadie de ustedes”.
El dirigente de la Sección 19 de rieleros se refería a este lunes cuando mujeres del todo el país paran toda clase de actividades para llamar la atención de los agravios que padecen en la maldita costumbre de arremeter contra ellas, por el sólo hecho de ser lo que son, mujeres.
Los duros y curtidos miembros del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM) respaldaron con un nutrido aplauso el gesto de su dirigente, que reconoció el valor social y económico de las mujeres.
Para el caso, se trataba de las mujeres de una empresa prestadora de servicios de limpieza invitadas a los actos del día de la Unidad Ferrocarrilera donde los trabajadores reafirmaron su gratitud al dirigente nacional Víctor Flores Morales que, ese viernes 6 de marzo, festejaba su cumpleaños.
En el día de la Unidad hubo una compaginación de afanes como celebrar el trabajo unido de los rieleros, echarse un taco con platillos regionales, el infaltable relajo sano de los trabajadores, una cascarita de fútbol pero, esencialmente, que a los rieleros les ha ido muy bien con el liderazgo de Víctor Flores Morales.
Y Armando Juárez Olvera es franco y no escatima lo que el dirigente nacional ha conseguido:
“Ha mantenido la unidad y ha construido el mejor sindicato del país”, afirmó en un breve mensaje en el que sintetizó:
“De corazón lo decimos, es nuestro único y el mejor líder en la historia del Sindicato Ferrocarrilero”. Juárez Olvera no dio mayor importancia a los enemigos de los rieleros que “no nos quitan ni el sueño”.
Unidad y fútbol
Los rieleros estuvieron de gala y saltaron a la cancha estrenando uniformes enviados desde la CDMX por “Don Víctor”, su dirigente. Y como la raza es bien “picada” para las retas, de inmediato se armó un torneo relámpago de 4 oncenas que concluyó de manera cardíaca, en penatis: 3 a 2…
El equipo guinda se impuso en la vertiginosa competencia donde sobresalió el arquero, un rielero corpulento y tocado con una gorra vasca, que me recordó al legendario portero español Ricardo “El Divino” Zamora.
El cancerbero estuvo a la altura del compromiso y si bien aceptó dos tantos, atajó otros dos para consagrarse como el más valioso, según este cronista, del torneo.
Ora bien, los guinda habían desperdiciado la victoria en tiempo regular pues uno de sus delanteros perdonó a los azules, cuando vacío por un lado el balón mientras que el portero ya se daba por perdido.
Pero eso pasa hasta en la Liga MX, verdad “mercí Gignac” y “joven mellizo”…Armando Juárez habría de recordar –a este cronista- la derrota en una final la cual tiene muy presente porque su compa y amigo “El Boni” (vos también tenés tu historia) erró un disparo desde los once pasos. Es fecha que El Boni no se quita la bulla de la raza rielera: “que lo tire El Boni”…