Por Juan Magallanes Robles
En el argot futbolístico es muy común escuchar la frase: “La tenía, era suya y la dejó ir”, para describir una jugada en donde el delantero falla la opción más clara de gol frente a la portería. En el caso del senador Samuel García, de Movimiento Ciudadano, ocurrió lo mismo, porque la candidatura para gobernador de Nuevo León la tenía prácticamente en la bolsa, pero se combinaron una serie de factores y errores que terminaron por echar al traste todo el trabajo político de años.
En primer lugar, Samuel se empecinó en utilizar políticamente la sanción en contra del Gobernador del Estado para atraer los reflectores de los ciudadanos, buscando que por fin se hiciera justicia y castigara la corrupción. Sin embargo, y como se lo advirtieron desde el principio, la vía para que el Congreso de Nuevo León lo castigara, como lo ordenó el Tribunal Electoral, no era la jurídicamente adecuada.
Al final de cuentas la Suprema Corte de Justicia resolvió a favor del Gobernador el amparo que interpuso contra la orden de que el Legislativo lo sancionara.
Luego sin medir el timing al senador se le ocurrió ir a protestar a la Refinería de Cadereyta, cuando ya lo esperaban ahí cientos de trabajadores petroleros para defender su fuente de trabajo, basta decir que salió vivo de milagro, aunque con un tremendo susto.
Para colmo, tuvo la osadía de agredir verbalmente a su esposa Mariana Rodríguez, en una transmisión virtual que vieron cientos de miles de personas, que se indignaron por el comportamiento machista del senador y lo recriminaron seriamente.
Tras esta ola de desagradables acontecimientos, Samuel García, se quedará con el pie lavado, mientras la dirigencia nacional de Movimiento ciudadano, ya busca un refuerzo para dar la pelea en el proceso electoral del 2021, en donde había grandes posibilidades que de que Nuevo León se vistiera de Naranja.
