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Unión Europea investiga a Elon Musk por manejo de contenido ilegal en X

AP

Si bien Twitter siempre ha pasado apuros para combatir la desinformación sobre los principales acontecimientos noticiosos, seguía siendo el lugar al cual recurrir para enterarse de lo que sucede en el mundo. Pero la guerra entre Israel y Hamas ha puesto de relieve cómo la plataforma —ahora transformada en X— no sólo se ha vuelto poco confiable, sino que promueve falsedades activamente.

Los expertos dicen que bajo la dirección de Elon Musk la red social se ha deteriorado a tal grado que ya no sólo no toma medidas enérgicas contra la información falsa, sino que favorece las publicaciones de las cuentas que pagan por su servicio de suscripción —que les da una marca azul de verificación—, independientemente de quién las administre.

Si dichas publicaciones se vuelven virales, sus creadores que cuenten con la marca azul pueden ser elegibles para recibir pagos de X, lo que crea un incentivo financiero para publicar lo que sea que genere la mayor reacción, incluida la desinformación.

Ian Bremmer, un destacado experto en política exterior, publicó en X que el nivel de desinformación sobre la guerra entre Israel y Hamas “que está siendo promovido algorítmicamente” en la plataforma “no se parece a nada de lo que yo haya estado expuesto en mi carrera como politólogo”.

Thierry Breton, responsable de la Unión Europea para la regulación de las redes sociales, le escribió a Musk sobre la información errónea y falsa y el “contenido potencialmente ilegal” en X, en lo que se perfila como una de las primeras pruebas importantes para las nuevas reglas digitales del bloque de 27 naciones encaminadas a depurar las redes sociales.

Mientras la plataforma de Musk está inmersa en el caos, rivales como TikTok, YouTube y Facebook también enfrentan una avalancha de rumores y falsedades sin fundamento acerca del conflicto, y aplican las usuales medidas aisladas y en pequeña escala para combatir la desinformación cada vez que una noticia cautiva la atención del mundo.

“La gente está desesperada por obtener información, y el contexto de las redes sociales puede interferir activamente con su capacidad para distinguir la realidad de la ficción”, dijo Gordon Pennycook, profesor asociado de psicología en la Universidad de Cornell, quien estudia el fenómeno de la desinformación.

Por ejemplo, en lugar de preguntarse si algo es cierto, las personas podrían centrarse en si algo es sorprendente, interesante o incluso con probabilidades de hacer enojar a la gente, el tipo de publicaciones que es más probable que provoquen reacciones fuertes y se tornen virales.

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